1. Transformaciones económicas. Proceso de
desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de
España a la Revolución Industrial. Modernización de las infraestructuras: el
impacto del ferrocarril:
-A lo largo del siglo XIX España intenta realizar,
trabajosamente, una transformación económica que no acaba de cuajar. El modelo
de la Revolución Industrial, con sus profundas transformaciones económicas y
sociales, no logra arraigar en todo el país. En el aspecto agrario se afronta
la desamortización de la tierra que, si bien acaba con el viejo sistema de las
“manos muertas”, no desemboca en la creación de una agricultura moderna. Las
infraestructuras si fueron modificadas pero no se sacó mucho rendimiento para
promover el desarrollo económico y social.
-En la evolución económica de España hasta 1914, podemos
distinguir tres períodos, que modificarán la economía, pero que no le
harán llegar a los niveles europeos de la época, así tenemos: primer período: 1800-1830: se
frena el crecimiento de la segunda mitad del siglo XVIII debido a la
interrupción del comercio con América, la disminución de la producción agraria
y el frenazo del crecimiento de la población por la guerra, a partir de 1820 se
inicia una lenta recuperación. 1834-1874 : la política económica oscila
entre el proteccionismo de la burguesía industrial catalana y el liberalismo de
la oligarquía terrateniente castellana y andaluza que beneficiada por las
desamortizaciones trata de convertir a España en un gran productor de cereales
para el mercado europeo, abriendo el país a la producción industrial y al
capital (para crear el ferrocarril y explotar los recursos mineros) de los
países industriales de Europa. La política comercial fue en general
proteccionista. Las leyes arancelarias de 1841 y 1849 favorecieron los
intereses de los industriales catalanes y los terratenientes castellanos
cultivadores de trigo. Sólo durante el Sexenio Democrático se intentó una
política liberal con el Arancel Figuerola en 1869. Pero la Restauración vuelve
al proteccionismo con la Ley Arancelaria. Pese a los problemas de deuda
Pública, en este período se crearon el Banco de España(1856) que sustituye al
Banco Español de San Fernando y desde 1874 quedó configurado como banco de
monopolio de emisión del papel moneda. En octubre de 1868 se adoptó la peseta
como nueva unidad del sistema monetario. Tercer período: 1875-1914: nace
una importante siderurgia en el País Vasco, crisis cerealística por la
competencia de Rusia y América, crisis vitivinícola por la filoxera y pérdida
del mercado cubano importante para el textil catalán, por lo que para proteger
el mercado interior español se ponen aranceles. Hacia finales de siglo se forma
un sector bancario importante en manos de financieros españoles (banco de
Vizcaya, Español de Crédito e Hispanoamericano), crece la industria
siderometalúrgica y aparecen las primeras plantas de producción eléctrica
aunque también hay un lento crecimiento de la población, que además se dedica
mayoritariamente a la agricultura y una estructura industrial arcaica por lo
que se habla de revolución industrial fracasada.
España entre 1914 y
1936 es un país ambiguo desde el punto de vista económico y social, 1915 se
experimenta un desarrollo del sector industrial y financiero debido a la
repatriación de capitales de Cuba sobre todo a la entrada de capital extranjero
–francés, belga, británico y alemán- y la acumulación de beneficios producto
del aumento de las exportaciones y la subida de precios como consecuencia de la
I Guerra Mundial-se crea con ello por ejemplo el banco Central y se compran por
inversores españoles empresas de capital extranjero que operan en nuestro país-aumenta
desde 1900 hasta los años treinta un 50% la renta nacional de los españoles.
Si analizamos la
agricultura de aquellos momentos, siglo XIX y primeras décadas del siglo XX,
observamos que vivió una profunda reforma basada en la abolición del régimen
señorial, la supresión de los mayorazgos y las grandes desamortizaciones de
Mendizábal y Madoz.
La tarea de
desvinculación y supresión del mayorazgo y los señoríos territoriales y
jurisdiccionales comienza con el Decreto de 1798, vigente hasta 1813, eliminando
el poder señorial enajenando sus señoríos y/o mayorazgos por venta, la ley de 6
de agosto de 1811 que suprime los privilegios y el vasallaje y leyes
posteriores como la de Desvinculación de 1820 y 1835 que completan totalmente
este proceso. Junto a este tenemos el que supone la apropiación por parte del
Estado de tierras, edificios y otro tipo de bienes que estaban amortizados y
eran propiedad del clero, municipios o entidades de beneficencia y que una vez
nacionalizados se sacan a subasta pública, aunque también se hacen
repartimientos y roturaciones arbitrarias que tras la apropiación indebida
pasan a propiedad plena. La evolución de la desamortización abarca desde 1769 a
1924, aunque leyes desamortizadoras de nuestro interés son las de Soler (1798),
Mendizábal (1836) y Madoz (1855). La desamortización del progresista Mendizábal
(ministro de Hacienda y Presidente del Consejo de Ministros) inició la
desamortización de los bienes y tierras eclesiásticas e incluso supresión de
órdenes religiosas, y vendiendo en subasta pública tales bienes. Sus objetivos
eran: pagar la deuda pública del Estado y conseguir fondos para la guerra
carlista, ampliar la base social del liberalismo con los compradores de los
bienes desamortizados (el clero apoyaba a los carlistas, al menos en el Norte)
y crear una clase agraria de propietarios. Los resultados: no solucionó el
problema de la deuda pública, el liberalismo ganó adeptos pero también enemigos
entre los católicos, aumentó la diferencia entre campesinos ricos y pobres, los
compradores fueron nobles y burgueses. La Iglesia perdió poder económico y tuvo
que ser subvencionada por el estado. La última gran desamortización fue la de Madoz
en 1855, afectó a las tierras de los municipios y, sus resultados fueron:
arruinó a los ayuntamientos y con ello a la instrucción pública que estaba a su
cargo, no solucionó la deuda pública y perjudicó a los vecinos más pobres que
no pudieron aprovechar libremente las tierras comunales. Consecuencias de todo
ello fue el afianzamiento de hacendados,
medianos y pequeños propietarios agrícolas, apareciendo terratenientes de nuevo
cuño, las pequeñas tierras fueron adquiridas por habitantes de localidades
próximas y las de mayor tamaño y valor cayeron en manos de personas más ricas
que vivían en las ciudades. Atendiendo a la distribución geográfica, en la
parte meridional la desamortización acentuará la concentración de la propiedad
mientras que en la zona septentrional predominarán las explotaciones medias y
pequeñas. No obstante la revolución de los cultivos se hará a largo plazo,
aunque aumenta la producción y levemente la productividad con el uso desde 1870
de abonos químicos, mejor selección de tierras e integración de mercados. Las
mejoras técnicas no llegarán hasta el siglo XX con la industrialización del
entorno, sistema crediticio, electrificación, red de comunicaciones más
completa, mejora en los canales de comercialización, maquinaria agrícola y expansión
del regadío. La producción española se basa en los cereales, la vid y el olivo a
los que se unirá los cultivos de huerta especialmente: naranja, patata, maíz o
remolacha azucarera.
-La industria y los recursos mineros-para el caso
español- será la característica del sistema productivo capitalista. Se puede
establecer 1825 como el momento en el que se inicia en nuestro país la
industria moderna(antes artesanía), en la que destacaron el sector textil y el
metalúrgico, pero también el sector alimenticio, químico o papel, cuyas
características serían: lento crecimiento, aunque la producción se duplicará en
el período 1830-1860, escasez de carbón y materias primas, atraso tecnológico y
dependencia del capital exterior, falta de articulación del mercado interior
caracterizado por las dificultades de comunicación y el bajo poder adquisitivo
de la población, todo ello unido a la pérdida del mercado colonial, destrozos
de la Guerra de la Independencia y a la inestabilidad política. La industria se
sitúa en Barcelona y su entorno (textil), la siderurgia en Vizcaya, y en menor
medida Asturias y Cantabria y Marbella. Y otros centros de mucha menor
actividad son: Madrid, Sevilla, Valladolid y Tarragona. Algunos historiadores,
como Nadal, hablan del fracaso de la Revolución Industrial española por tales
factores. En cuanto a la minería se basaba en la riqueza de los yacimientos, la
mano de obra barata y la llegada de capital extranjero (facilitada con la Ley
de Minas de 1868 y los aranceles librecambistas de 1869), los factores de este
auge, además de los mencionados, son la rápida expansión de la tecnología del
acero-convertidor Bessemer- y las minas vizcaínas y cántabras están cerca de
los puertos. Se fundaron compañías que construyeron ferrocarriles mineros,
instalaciones de lavado y concentrado, muelles de carga etc. Destaca
fundamental la actividad minera e industrial de la zona de Avilés a Irún por
los yacimientos de hierro y carbón, muy importantes hasta su agotamiento, que
en algunos casos fue muy rápidamente. En la minería de carbón destacan también
León, zonas de Ciudad Real y Córdoba, cobre de Río Tinto en Huelva, hay
yacimientos también de estaño, plata, plomo etc.
-Las infraestructuras se modernizan, por ejemplo el
ferrocarril, el primer ferrocarril español se inauguró en Cuba entre La Habana
y Bejucal, y en la Península la línea Barcelona-Mataró en 1848 y
Madrid-Aranjuez en 1851 entre otras. Las red se configuró de una forma radial
partiendo de Madrid y éste sistema se completará con ramales que van uniendo
las provincias. Tras la promulgación de la Ley General de Ferrocarriles en 1855
tuvo lugar un verdadero “boom” del ferrocarril. En 1866 la red alcanzó los 5145
kilómetros de extensión. Fue el capital francés el que más invirtió en estas
obras, lo que apenas impulsó la industria nacional, compañías ferroviarias
(luego en el siglo XX aparecerá RENFE) serán la CMZA (Compañía de Ferrocarriles
de Madrid a Zaragoza y Alicante) y la Compañía del Norte (Compañía de los
Caminos de Hierro). Los otros nudos de comunicación del país lo constituirán
las carreteras que tras el esfuerzo del siglo XVIII, ahora se añaden los
puentes de hierro y el hormigón armado, las líneas de diligencias y las
postas-los vehículos eran bueyes, caballos etc.-con la llegada del siglo XX la
circulación de automóviles y luego camiones requerirá otro tipo de
requerimientos técnicos y legales-matriculación y reglamentación de la
circulación-. La aparición de las navieras de muchos barcos de transporte
requiere la adecuación de los puertos con fondeaderos, muelles y dragados,
diques artificiales e infraestructuras del antepuerto.
2. Transformaciones sociales. Crecimiento Demográfico. De
la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del
movimiento obrero:
Para comprender todo este período vamos a partir de la Demografía:
en buena parte de los países del mundo occidental, el aumento demográfico fue
unido al proceso de modernización económica, en España éste fue más lento que
aquel y como consecuencia será el desequilibrio entre recursos y población, que
impulsará a la emigración interior y exterior. En el siglo XIX, parte del
excedente de población de la periferia marítima emigra preferentemente hacia
América y el Norte de África, mientras que las provincias del interior lo
hacinen mayor número a determinadas ciudades emergentes costeras (Barcelona,
Bilbao, Valencia) y Madrid.
La inmensa mayoría de
los españoles del siglo XIX eran de un pueblo, los pueblos eran diferentes, por
ejemplo en el Norte la población era dispersa de labradores propietarios, en
torno al Duero y Ebro los pueblos eran pequeños de labradores, divididos en
ruedo, tierras comunales, baldíos, ejidos o de propios. En las líneas del Tajo,
Guadiana y Guadalquivir los pueblos eran grandes y abundaban los jornaleros. En
Levante y las islas los pueblos eran medianos. La vida de la comarca era la que
contaba para los vecinos, y sobre todo las españolas jamás salían de ellas. En
cuanto las ciudades que eran cabeceras de partido, de comarca y sede de
distrito electoral, las ciudades emergentes eran las costeras con puerto
importante como Barcelona, Bilbao, Valencia, San Sebastián y otras interiores
como Madrid, Valladolid y Zaragoza.
Hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX es el momento de las
grandes urbanizaciones (-Ensanches-Plan Cerdá en Barcelona y Castro en
Madrid-Ciudad Lineal de Arturo Soria-).
Existe un crecimiento
demográfico lento, por ejemplo en el siglo XVIII la población crece en unos
tres millones y en el siglo XIX siete, este siglo es la época de la Transición
Demográfica y la modernización supone la caída de la mortalidad, disminución de
la natalidad y el paso al ciclo demográfico moderno. El crecimiento de la
población se hizo posible por el mantenimiento de unas tasas de natalidad
bastante altas y una disminución, lenta de la mortalidad infantil. Todo ello
desemboca en una emigración interna, corriente de carácter centrífugo de las
zonas centrales e interiores a la periférica marítima debido a: crecimiento
económico mayor en estas áreas costeras, mejor abastecimiento alimenticio y
despoblamiento del interior. En cuanto a la emigración exterior, en la primera
mitad del siglo XIX es prohibida pero se liberaliza desde 1853, es una
emigración de hombres jóvenes y solteros que trabajan en el campo y que al
menos saben leer y escribir, la mayor emigración será hacia las nuevas
repúblicas americanas y los levantinos hacia el Norte de África, Argelia en
concreto. Llegado el siglo XX la esperanza de vida de los españoles era de 35
años en 1900 aumentando a 50 años en 1930 y todavía nos encontramos en el
período de Transición Demográfica, teniendo en cuenta que el descenso de la
mortalidad está unido a la prosperidad: mejor alimentación e higiene, viviendas
más salubres, mejoras en el suministro de agua y alcantarillado y más atención
médica. Particularmente elevada, es en nuestro país la mortalidad infantil (antes
de cumplir 1 año morían dos de cada diez niños en 1900 y 1 de cada diez en
1930), la mortalidad catastrófica fue desapareciendo, aunque destacan: última
gran hambruna en 1887, cólera en 1885 y la gripe de 1918. Son importantes
también la tuberculosis y las enfermedades gastrointestinales. El número medio
de hijos por mujer a comienzos del siglo XX era de cinco, y la natalidad
desciende muy lentamente, lo que hace que el crecimiento vegetativo sea muy
alto, pasó de 18 millones la población en 1900 a 23 millones en 1930. En 1900
casi siete de cada diez españoles vivían en municipios de menos de diez mil
habitantes y solo uno de cada diez vivía en ciudades. La emigración exterior
fue importante hasta la I Guerra Mundial y con la crisis de 1929 se produce en
muchos casos la expulsión y el retorno de inmigrantes españoles de América.
Si ahora nos fijamos
en los grupos sociales y el movimiento obrero en el siglo XIX debemos
concluir diciendo que dos grupos sociales sustentan las actividades de la nueva
economía la burguesía de los negocios y los trabajadores o proletariado de las
nuevas industrias, además del campesinado (jornaleros) y otras personas que
viven en las ciudades y se dedican al servicio doméstico, mozos de almacén o de
cuerda etc. La burguesía de los negocios lo
que les define es el espíritu de empresa, existe una burguesía periférica
vinculada a la industria y al comercio, en su mayoría viven en Barcelona y en
ciudades portuarias como Málaga, Sevilla, Cádiz, Valencia, Alicante o Bilbao. Hay
otra burguesía interior vinculada a las finanzas, la agricultura y el comercio
y en menor medida a la industria en ciudades como Madrid, Valladolid, Córdoba,
Murcia o Jerez. A finales del siglo XIX aparecerá el burgués financiero y
empresario industrial., en Cuba y Puerto rico en donde España tenía fuertes
intereses económicos y algunos burgueses españoles están vinculados con la
oligarquía azucarera y cafetera y la redistribución comercial, en España se
llamarán “indianos” algunos de ellos de baja condición social en sus comienzos.
Al iniciarse el siglo XX imperaba en España una gran desigualdad social, que se
manifestaba en el nivel de la renta, en el prestigio social y en el estilo de
vida. Esta situación, combinada con la difusión de ideologías igualitarias, dio
lugar a una intensa conflictividad social.
Las familias con
título nobiliario conservaban una notable influencia social y política, en
parte por su vinculación a la corte, a sus filas se iban incorporando
personajes destacados del ejército, la política y los negocios, que eran
ennoblecidos por el rey. El desarrollo económico enriqueció a las familias
relacionadas con los negocios más prósperos, y estas familias solían enlazar
entre ellas por medio del matrimonio y a menudo jugaban un importante papel
político. En Cataluña, por ejemplo, surgió una importante y rica burguesía
interesada por las nuevas tendencias artísticas y culturales, Françesc Cambó es
el hombre representativo. Otro gran núcleo de gran burguesía surgió en Vizcaya,
donde prosperaban las familias que controlaban las empresas mineras,
siderúrgicas y de construcción naval así como la gran banca como los Urquijo y
los Ibarra. En Andalucía y Castilla las grandes fortunas estaban ligadas a la
propiedad de la tierra. Algunos personajes con título nobiliario destacaron
también en los negocios, como fue el caso del conde de Romanones.
El sector medio de la
sociedad era un grupo muy heterogéneo, dividido por su condición urbana o
rural, por la orientación política conservadora, liberal o republicana, por las
diferencias regionales y por la distinción entre las clases medias
tradicionales, integradas por pequeños propietarios y comerciantes, y las
nuevas clases medias, integradas por profesionales como los médicos, los
ingenieros y los abogados (éstos con un papel destacado en política).
En España, a pesar de
importantes núcleos obreros industriales y mineros la inmensa mayoría del proletariado
es rural, al menos en el siglo XIX. La población obrera se concentra en unos
pocos lugares como Barcelona y su comarca-sector textil-, Málaga, Oviedo y
Cádiz y comienzan a despuntar: Santander, Vizcaya, Valencia y Sevilla, aunque
por sus mineros también sobresalen Almería, Murcia, Ciudad Real, Huelva y Jaén.
El proletariado o los obreros lo forman: el artesanado urbano e inmigrantes del
campo en la ciudad que comienzan a trabajar en las fábricas, sirvientes urbanos
y trabajadores en los comercios y marineros mercantes; si tenemos en cuenta que
el movimiento obrero es la actividad social y política encaminada a mejorar la
situación de los trabajadores, hasta la década de 1860 predomina el
sindicalismo mutualista(gremios, montepíos, cofradías) en 1839 se reglamenta
las asociaciones de ayuda mutua e irán apareciendo en Barcelona la Asociación Mutua
de Obreros de la Industria Algodonera que pretendían alcanzar a parte del
socorro mutuo, una mejora de salarios y el derecho a la asociación, la primera
federación de sindicatos data de 1854 es la llamada:”Unión de Clases” y la
primera huelga general para impedir la introducción de nuevos telares mecánicos
se produce en el verano de 1854, mucho antes ya se habían quemado telares en la
fábrica Bonaplata de Barcelona. Los partidos políticos que apoyaban a los
obreros eran el Progresista, Demócrata y el Republicano. Los jornaleros
recurrían al motín como fórmula de protesta, destacan el de Morón y El Arahal
en 1857 o el de Loja cuatro años después. Desde 1869 se introduce el anarquismo
en Barcelona, Madrid y Valencia, próximos al anarquismo de la AIT, a finales de
1870 aparecerá la Federación Regional Española, anarquista y a pesar de las
prohibiciones del gobierno Sagasta esta ideología cala hondo entre los
trabajadores españoles, desde esa prohibición socialistas y anarquistas se
separan en nuestro país..Durante la Restauración el obrerismo pasa a la
clandestinidad hasta 1887 que se aprueba la Ley de Asociaciones, los
socialistas deciden participar en el sistema político para cambiarlo desde
dentro, y así se crea el Partido Socialista Obrero Español bajo la dirección de
Pablo Iglesias y la Unión General de Trabajadores, con fuerte influencia en
Madrid, Levante, Castilla y el Norte de España. En Barcelona imperaba el anarcosindicalismo
o el obrerismo cristiano. La ilegalización del anarquismo desde 1874 les obligó
a la clandestinidad y a la imposición de ideas radicales, usando la propaganda
por el hecho-terrorismo-, en 1881 aparecerá el gran sindicato anarquista:
Federación de Trabajadores de la Región Española(FTRE) que pretendía una
revolución anarquista sustituyendo al Estado, la crispación también llegó al
campo, fundamentalmente en Andalucía Occidental aparecen grupos
clandestinos que quemaban cosechas y
amenazaban a los propietarios, es la organización La Mano Negra. A finales del
siglo XIX hay una cadena de atentados sangrientos contra los empresarios
textiles de grupos anarquistas, bombas en lugares públicos-bomba contra Alfonso
XII, bomba del Liceo entre otras-.Todo ello, más el aumento de la afiliación a
sindicatos y partidos obreros hizo que desde principios del siglo XX el Estado
se preocupara por la cuestión social y se aprobarán leyes de accidentes de
trabajo, protección de las mujeres y niños, de descanso dominical, de huelga,
de seguros sociales, de duración de la jornada. Pero en 1917 una crisis
política unida a una huelga general de la UGT y la CNT (Confederación Nacional
del trabajo, creada en 1911) quisieron forzar al gobierno para hacer
concesiones a los trabajadores y para derribar a la monarquía, pero los apoyos
desiguales hicieron que fracasara. También en 1917 y ante la revolución Rusa en
nuestro país comienza a gestarse la creación del Partido Comunista, siguiendo
los dictados de la Internacional Comunista. Durante los años de 1918 a 1921 se
produjo en España una oleada de movilización obrera de una gran intensidad, a
ello contribuyó la fuerte subida de precios que hizo que los trabajadores
presionaran para la subida de sus salarios, los protagonistas fueron CNT (que
experimentó una gran afiliación) y UGT, y las zonas más implicadas fueron los
bastiones anarquistas de Cataluña y Andalucía y los socialistas de Madrid,
Vizcaya y Asturias, destacando el llamado “trienio bolchevique” en Andalucía en
la que los jornaleros andaluces quemaron cosechas, hicieron huelgas generales e
invadieron fincas, conflictos obreros en Barcelona, como los de La Canadiense,
y la fuerte violencia de la CNT y los años de pistolerismo (asesinato del
presidente del gobierno Eduardo Dato por parte de los anarquistas), violencia
extrema en Barcelona por parte de anarquistas, Sindicatos Libres-derechista- y
autoridades. Finalmente recordar que la mujer española estaba en una situación
de inferioridad legal respecto al varón, tenía un nivel de educación menor y
apenas tenía acceso al trabajo fuera del hogar y si lo tenía su salario era
menor al del hombre, incluso en un mismo trabajo. En los años 20 y 30 del siglo
XX la situación empieza a cambiar, comienza con la autorización de la mujer al
empleo en la administración del Estado y a utilizar ropas más acordes con sus
gustos, y las costumbres comenzaron a liberarse, aunque sólo era el comienzo de
la remota liberación de la mujer.
3. Transformaciones culturales. Cambio de mentalidades. La educación y la prensa:
La
cultura española del siglo XIX se caracteriza por la influencia de las
corrientes culturales europeas, por la difícil convivencia entre tradición y
progreso, por el elevado analfabetismo y el escaso interés por la cultura y la
ciencia.
Destaca la irrupción del krausismo como modelo de pensamiento. Se trataba
de un sistema filosófico formulado por los alemanes Christian Krause y Heinrich
Ahrens, e introducida en España por el profesor Julián Sanz del Río hacia 1874.
Pronto se formará un grupo en el que se encontraban Giner de los Ríos,
Bartolomé Cossío, Canalejas, Fernando de Castro, Rafael Altamira, Salmerón y
Azcárate. Su ideología se basaba en la primacía de la razón, la defensa de la
libertad de conciencia, el culto a las ciencias experimentales, liberalismo y
tolerancia, moral austera, importancia de la disciplina y del cumplimiento del
deber individual, optimismo en la naturaleza humana, anticlericalismo y
espiritualismo de carácter místico-panteísta que condujo a buscar la presencia
de Dios en la naturaleza, la más auténtica manifestación divina.
Pensaban también que la falta de
libertad había impedido el desarrollo de la ciencia en España, culpando a la
intolerancia católica y a la Inquisición el haber deformado a los españoles
hasta convertir nuestro país en un cuerpo enfermo, sufriendo por esto duros
ataques del clero.
Propugnaban la incorporación de las
mujeres a la enseñanza, la europeización del país, la reforma de las costumbres
y la confianza en la acción educativa y pedagógica para superar la ignorancia.
La principal obra del krausismo fue la
creación en 1876 de la “Institución Libre de Enseñanza” en Madrid, a la que se
añadió en 1907 la “Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones
Científicas”.
Por su parte, el positivismo impulsó la incorporación de los
modernos métodos científicos al estudio de los fenómenos sociales, dejando de
lado las especulaciones metafísicas del pasado. Fueron aplicados a los estudios
sociológicos (Azcárate), antropológicos (Antonio Machado Álvarez) e
historiográficos (Altamira).
El darwinismo también penetró entonces. En 1877
Darwin fue nombrado profesor numerario de la Institución Libre de Enseñanza,
siendo González Linares el encargado de difundir sus teorías, provocando
numerosos ataques de la Iglesia.
A lo largo del siglo XIX se van estableciendo
en Madrid los museos nacionales: Museo del Prado(1819), Museo Naval, Museo
Arqueológico Nacional y Museo Nacional de Etnología, la Biblioteca Nacional y
las bibliotecas provinciales, municipales y academias.
LA
EDUCACIÓN.
Tras el Sexenio Democrático, un
periodo en el que había existido una amplia libertad de cátedra, la
Restauración significó el establecimiento de una rígida censura contra
cualquier manifestación antimonárquica o contra el dogma católico. Esto hizo
que algunos catedráticos fundaran la Institución Libre de Enseñanza, con una
pedagogía de vanguardia.
Fuera de este islote, se mantuvo la
enseñanza tradicional, basada en métodos anticuados y poco críticos y sometida
a la vigilancia estricta de la Iglesia católica. Más de 50,000 religiosos y
religiosas se dedicaban a la enseñanza, sobre todo en Primaria, donde apenas
intervenía el Estado.
La enseñanza secundaria se ceñía a 50
institutos repartidos por todo el territorio, destinados a los hijos de
familias con posición acomodada.
Esta situación del sistema educativo
provocó un gran atraso en el desarrollo científico y la investigación,
manteniéndose una mentalidad atrasada y tradicional en las clases dirigentes
del país.
Pero al margen de del sistema
público de enseñanza, se emprendieron iniciativas, de
alcance limitado pero de gran
interés pedagógico y social. Hay que destacar a la
Institución Libre de Enseñanza,
fundada en 1876 con el fin de aplicar los principios del
Krausismo. Su principal
fundador fue Francisco Giner de los Ríos, catedrático de
Filosofía del derecho de la
Universidad Central de Madrid que había sido apartado de
su cátedra. Frente a los
tradicionales métodos memorísticos la Institución Libre de
Enseñanza propugnaba una
educación integral y activa, que incorporaba nuevas materias y actividades,
como la educación física, el canto, las excursiones…, todo ello en un ambiente
de tolerancia y libertad de opinión. Aunque fue una institución minoritaria de
la que sólo se beneficiaron los hijos de una pequeña burguesía intelectual, sus
planteamientos ejercieron una gran
influencia en la cultura de su tiempo e incluso posteriormente.
También fue meritoria la labor
de “Los círculos católicos obreros” o “Las escuelas del
Ave María”, creadas en Granada
por iniciativa del padre Manjón, aunque con carácter religioso se fundamentaba
en la educación activa y tenía planteamientos pedagógicos innovadores y se
orientó a los sectores marginados, en especial a los niños de la comunidad
gitana.
También los partidos obreros
llevaron a cabo una lucha contra el analfabetismo. El
PSOE creó “Las casas del
pueblo” y los anarquistas propiciaron la lectura de periódicos como “Tierra y
libertad” y crearon escuelas, destacando “La escuela moderna” dirigida en
Barcelona por Ferrer Guardia.
A pesar de las carencias en los años 30 del
siglo XX sólo 8 de cada 10 varones adultos no sabía leer ni escribir. Es de
destacar también la Junta de Ampliación de Estudios que hizo que científicos e
intelectuales españoles se formaran en las universidades extranjeras más
avanzadas, al igual que el ambiente cultural que sobresalía en la Residencia de
Estudiantes madrileña donde concurrieron grandes genios como Dalí, Lorca o
Buñuel.
LA PRENSA.
Fue uno de los principales vehículos
de expresión y creación de estados de opinión y de difusión de las corrientes
culturales europeas. A través de la prensa se dieron a conocer las obras de los
principales escritores e intelectuales y, sobre todo, los acontecimientos más
destacados de la época.
Ya tuvo una resonante importancia
durante el Trienio Liberal, llegándose a publicar más de medio centenar de
periódicos. Sin embargo, es a partir de los años 30 cuando la prensa adquiere
una dimensión nacional. En la época isabelina destacan diarios como “La Época”,
“La Iberia”, “El Clamor Público” o “La Democracia”, a través de los cuales se
difunde el liberalismo.
Desde los años 60, la madurez y el pluralismo
de la prensa española se manifiesta en la aparición de un nuevo tipo de
periódicos de información general, como “El Imparcial” o “La Correspondencia de
España” y de nuevas publicaciones de prensa especializada y de revistas
ilustradas como “La Ilustración Española y Americana” de 1869.
Pero a pesar de estas
iniciativas hacía 1900 la proporción de analfabetos ascendía a casi las
dos terceras partes
de la población, y hasta ese mismo año no se creó
el
Ministerio de Instrucción
Pública y Bellas Artes. Esta alta proporción de analfabetos
hacía que
la prensa siguiera
siendo un producto
para minorías pero
que cada vez adquiere más importancia. Además de su
labor cultural la prensa representaba la lucha ideológica entre conservadores y
progresistas. Entre la prensa conservadora destaca “La Vanguardia” en
Barcelona. En 1905 nace el diario “ABC” que empleará el
fotograbado por primera vez. En
cuanto al progresismo destaca el “trust” que englobaba “El Heraldo de Madrid”,
“El Liberal” y “El Imparcial”. Más tarde en 1917 nacería “El Sol”. En cuanto a
las revistas merecen ser citadas “La Pluma” dirigida por
Manuel Azaña, que luego sería
director de la revista “España” en 1923, año en que surgía también “La revista
de Occidente” de Ortega y Gasset
LAS
MANIFESTACIONES LITERARIAS Y ARTÍSTICAS.
Distinguimos en el siglo XIX dos
periodos separados por el Sexenio Democrático. En el primero el romanticismo
histórico, impulsado por la influencia de Chateubriand y Walter Scott, da lugar
a un romanticismo tradicionalista y antiliberal en las obras de Alberto Lista y
Agustín Durán. El romanticismo
liberal aparecerá hacia 1834,
influido por la obra de Víctor Hugo, siendo sus principales representantes
Larra, Martínez de la Rosa y José de Espronceda. Tendrá también un componente
regional como ocurre con la Renaixença catalana.
A mediados de siglo se impone el realismo, representado por las
obras costumbristas de Fernán Caballero. No obstante el Romanticismo continuará
tanto en la obra de Bécquer como en la de Rosalía de Castro.
La arquitectura compaginó elementos modernistas
(ensanches de Barcelona y Madrid) con la historicista (neoclásico, neogótico,
neomudéjar). La escultura mantuvo viva la tradición neoclásica
en la obra de Bellver, Querol o Benlliure. La pintura fue más rica y variada. El
neoclasicismo dio pasó a los románticos Alenza y Lucas. El realismo tiene en
Madrazo, Martí y Ansina a sus principales representantes con escenas de la vida
cotidiana. Hacia mediados de siglo se impone el academicismo de tipo histórico,
destacando Eduardo Rosales, Gisbert, Pradilla y Mariano Fortuny.
El segundo periodo el realismo se impone en su
vertiente naturalista, destacando Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas “Clarín”,
Valera, Blasco Ibáñez o Pardo Bazán que nos muestran una España urbana y rural
desde un punto de vista crítico.
Entre los años 1898 y 1914 triunfan
las tesis modernistas de los hombres de la generación del 98 y del
regeneracionismo.
Se produce en el ámbito musical un
auténtico afán nacionalista, inspirado en la riqueza del folklore: Sarasate,
Albéniz, Granados, Turina y, sobre todo, Falla y Rodrigo.
El arte de finales del siglo XIX tiene
en el arquitecto catalán Antonio Gaudí el máximo exponente de la arquitectura
modernista. En pintura destaca Casas, Rusiñol, Nonell, Zuloaga y un joven
Picasso. También se puede hablar de un arte de exaltación del regionalismo en
autores como Pinazo y Sorolla (Valencia), Romero de Torres (Andalucía) o Zubiarte
y Arteta (País Vasco)
A principios del siglo XX se impone la
arquitectura funcional, los escultores Macho, Julio González y Gargallo
desarrollan los “ismos” y Picasso y Gris iniciarán el cubismo.
A parte de las figuras ya
mencionadas no debemos olvidar a Santiago Ramón y Cajal científico de origen
aragonés conocido por sus investigaciones sobre las neuronas que obtiene el
premio Nobel de Medicina en 1906, y como ensayistas a Miguel de Unamuno (“Del
Sentimiento Trágico de la Vida”) y a José Ortega y Gasset (“La rebelión de las
masas”) y en la Literatura del siglo XX asistimos a la época de plata con
escritores como: Valle Inclán (esperpentos), Blasco Ibáñez, Pío Baroja, Antonio
Machado, Juan Ramón Jiménez, García Lorca o Rafael Alberti.
IDEAS DESTACADAS
POR APARTADOS:
1. Transformaciones económicas. Proceso de
desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de
España a la Revolución Industrial. Modernización de las infraestructuras: el impacto
del ferrocarril:
-
El
fracaso de la Revolución Industrial española y el proceso de modernización
consiguiente.
-
Evolución
económica española hasta 1914 (etapas):
a) 1800-1830: se frena el
crecimiento del siglo anterior.
b) 1834-1874: proteccionismo o liberalismo,
desamortizaciones, leyes arancelarias, creación del Banco de España y la
peseta.
c) 1875-1914: la siderurgia vasca,
crisis vitivinícola-cerealística-textil, el sector bancario español, plantas
industriales de producción eléctrica, el lento crecimiento demográfico.
-
España
entre 1914 y 1936, país ambiguo desde el punto de vista económico y social.
-
Aumento
de un 50% de la renta de los españoles desde 1900 a 1936.
-
Las
leyes desamortizadoras: Mendizábal y Madoz –y sus repercusiones en la
agricultura-. La modernización agrícola desde 1870.
-
La
industria y los recursos mineros: 1825: industria moderna, sector metalúrgico,
textil, alimenticio, químico y papel. Características: escasez de carbón
y materias primas, atraso tecnológico, dependencia del capital exterior y falta
de articulación del mercado interior. Centros industriales.
-
Ley
de minas de 1868 y los aranceles librecambistas de 1869. Zonas mineras.
-
Las
infraestructuras: modernización. El ferrocarril: CMZA y la Compañía del Norte
que darán lugar a RENFE. Las carreteras.
2. Transformaciones sociales. Crecimiento Demográfico. De
la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del
movimiento obrero:
-
Demografía:
aumento de la población y emigración. La importancia de los pueblos en el siglo
XIX. Período de Transición Demográfica.
-
Los
grupos sociales: burguesía :
burguesía de los negocios, el burgués financiero y empresario industrial, los
indianos. Familias con título
nobiliario , el sector medio
de la sociedad, el proletariado rural o
jornaleros y el proletariado urbano: obreros industriales y otros trabajadores.
-
El movimiento obrero: definición, la Unión de Clases, los sucesos de Bonaplata, la AIT,
Federación Regional Española, PSOE y UGT, FTRE anarquista, la Mano Negra, los
atentados sangrientos, la huelga general de 1917 (UGT y CNT), la creación del
PCE, otros sindicatos obreros no socialistas ni anarquistas.
3. Transformaciones culturales. Cambio de mentalidades. La educación y la prensa:
-
Cultura
española del siglo XIX: influencia de las corrientes culturales europeas,
razones que lo justifican.
-
El
Krausismo: ideas, pensadores y “obra” del krausismo en España.
-
El
positivismo: características.
-
El
darwinismo.
-
Los
museos nacionales.
La Educación:
-
La
Institución Libre de Enseñanza (ILE).
-
La
enseñanza religiosa.
-
Los
50 institutos de enseñanza secundaria o segunda enseñanza.
-
El
sistema educativo provocó el atraso científico y de la investigación.
-
Los
círculos católicos obreros y las Escuelas del Ave María, las casas del pueblo,
la escuela moderna anarquista.
-
La
Junta de Ampliación de Estudios y la
Residencia de Estudiantes.
La Prensa:
-
Vehículo
de expresión y creación de estados de opinión, medio de difusión de las
corrientes culturales europeas.
-
Periódicos
principales del siglo XIX: años 30, años 60 y 1900.
-
La
creación de ABC; “El Heraldo de Madrid”, “El Liberal”, “El Imparcial”, “El
Sol”.
-
Las
revistas: “La Pluma” “La revista de Occidente”-
Manifestaciones Literarias y
Artísticas:
-
Romanticismo.
-
Realismo.
-
Arquitectura:
modernismo y el historicismo catalán y madrileño.
-
Escultura.
-
Pintura:
neoclasicismo, romanticismo, realismo e historicismo.
-
Música:
Albeniz, Granados, Falla…
-
Otros
arquitectos, pintores y escultores: Gaudí, Picasso, Sorolla, Gris…
-
Figuras
de la ciencia, pensamiento y el arte: Ramón y Cajal, Ortega y Gasset, Unamuno,
Valle Inclán, Lorca, Alberti, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado entre otros.
EJERCICIOS DE CLASE:
1. Comenta el gráfico siguiente y relaciónalo con las Transformaciones económicas sufridas por la economía española
en el siglo XIX.
2. Comenta el gráfico siguiente y
relaciónalo con la Demografía de España en el siglo XIX:
3. Comenta el mapa siguiente y
relaciónalo con las Infraestructuras de la España del siglo XIX:
4. Haz un esquema sobre las transformaciones culturales.
Cambio de mentalidades. Educación y prensa y luego explica ese
esquema.
EJERCICIOS PARA CASA:
a) Comentario de texto.
Programa del PSOE
“Considerando
que la sociedad actual tiene tan solo por fundamento el antagonismo de clases;
que este ha alcanzado en nuestro días su mayor grado de desarrollo, como bien
claro lo revela el cada vez más reducido número de los inmensamente ricos y el
siempre creciente de los inmensamente pobres; que la explotación que ejercen
aquellos sobre estos es debida únicamente a la posesión de los primeros de la
tierra, máquinas y demás instrumentos de trabajo; que dicha posesión está
garantizada por el poder político, hoy en manos de la clase explotadora; es
decir de la clase media (…)
Por todas estas razones, el Partido Socialista Obrero Español declara que su aspiración es: Abolición de clases, o sea, emancipación completo de los trabajadores. Transformación de la propiedad individual en propiedad social o de la sociedad entera. Posesión del poder político por la clase trabajadora.
Y como medios inmediatos para acercar nos a la realización de este ideal los siguientes: Libertades políticas. Derecho de coalición o legalidad de las huelgas. Reducción de las horas. Prohibición del trabajo de los niños menores de nueve años (...). Leyes protectoras de la vida y la salud de los trabajadores (…). Creación de comisiones de vigilancia, elegidas por los obreros, que visitarán las habitaciones en que estos vivan, las minas, las fábricas y los talleres (...). Creación de escuelas gratuitas para la primera y segunda enseñanza y de escuelas profesionales (...). Servicio de las armas obligatorio y universal y milicia popular (...). Adquisición por el Estado de todos los medios de transporte y de circulación así como de las minas, bosques, etc.
Por todas estas razones, el Partido Socialista Obrero Español declara que su aspiración es: Abolición de clases, o sea, emancipación completo de los trabajadores. Transformación de la propiedad individual en propiedad social o de la sociedad entera. Posesión del poder político por la clase trabajadora.
Y como medios inmediatos para acercar nos a la realización de este ideal los siguientes: Libertades políticas. Derecho de coalición o legalidad de las huelgas. Reducción de las horas. Prohibición del trabajo de los niños menores de nueve años (...). Leyes protectoras de la vida y la salud de los trabajadores (…). Creación de comisiones de vigilancia, elegidas por los obreros, que visitarán las habitaciones en que estos vivan, las minas, las fábricas y los talleres (...). Creación de escuelas gratuitas para la primera y segunda enseñanza y de escuelas profesionales (...). Servicio de las armas obligatorio y universal y milicia popular (...). Adquisición por el Estado de todos los medios de transporte y de circulación así como de las minas, bosques, etc.
Madrid, 9 de julio de 1879
1.
Resume con brevedad y concisión el contenido del texto.
2.
Señala y explica las ideas fundamentales del texto.
3.
Responde a la cuestión siguiente:
“El Movimiento Obrero en España
durante el siglo XIX”
b) Comenta la imagen siguiente y relaciónala con las
transformaciones económicas del siglo XIX en España:
“España en el inicio de la
industrialización”.
PEDRO LÓPEZ ARNEDO (PROFESOR DE
HISTORIA DE ESPAÑA DEL IES MARGARITA SALAS DE MAJADAHONDA).
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