miércoles, 6 de febrero de 2013

TEMA 13: TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX Y PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX


1. Transformaciones económicas. Proceso de desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de España a la Revolución Industrial. Modernización de las infraestructuras: el impacto del ferrocarril:
-A lo largo del siglo XIX España intenta realizar, trabajosamente, una transformación económica que no acaba de cuajar. El modelo de la Revolución Industrial, con sus profundas transformaciones económicas y sociales, no logra arraigar en todo el país. En el aspecto agrario se afronta la desamortización de la tierra que, si bien acaba con el viejo sistema de las “manos muertas”, no desemboca en la creación de una agricultura moderna. Las infraestructuras si fueron modificadas pero no se sacó mucho rendimiento para promover el desarrollo económico y social.
-En la evolución económica de España hasta 1914, podemos distinguir tres períodos, que modificarán la economía, pero que no le harán llegar a los niveles europeos de la época, así  tenemos: primer período: 1800-1830: se frena el crecimiento de la segunda mitad del siglo XVIII debido a la interrupción del comercio con América, la disminución de la producción agraria y el frenazo del crecimiento de la población por la guerra, a partir de 1820 se inicia una lenta recuperación. 1834-1874 : la política económica oscila entre el proteccionismo de la burguesía industrial catalana y el liberalismo de la oligarquía terrateniente castellana y andaluza que beneficiada por las desamortizaciones trata de convertir a España en un gran productor de cereales para el mercado europeo, abriendo el país a la producción industrial y al capital (para crear el ferrocarril y explotar los recursos mineros) de los países industriales de Europa. La política comercial fue en general proteccionista. Las leyes arancelarias de 1841 y 1849 favorecieron los intereses de los industriales catalanes y los terratenientes castellanos cultivadores de trigo. Sólo durante el Sexenio Democrático se intentó una política liberal con el Arancel Figuerola en 1869. Pero la Restauración vuelve al proteccionismo con la Ley Arancelaria. Pese a los problemas de deuda Pública, en este período se crearon el Banco de España(1856) que sustituye al Banco Español de San Fernando y desde 1874 quedó configurado como banco de monopolio de emisión del papel moneda. En octubre de 1868 se adoptó la peseta como nueva unidad del sistema monetario. Tercer período: 1875-1914: nace una importante siderurgia en el País Vasco, crisis cerealística por la competencia de Rusia y América, crisis vitivinícola por la filoxera y pérdida del mercado cubano importante para el textil catalán, por lo que para proteger el mercado interior español se ponen aranceles. Hacia finales de siglo se forma un sector bancario importante en manos de financieros españoles (banco de Vizcaya, Español de Crédito e Hispanoamericano), crece la industria siderometalúrgica y aparecen las primeras plantas de producción eléctrica aunque también hay un lento crecimiento de la población, que además se dedica mayoritariamente a la agricultura y una estructura industrial arcaica por lo que se habla de revolución industrial fracasada.
 España entre 1914 y 1936 es un país ambiguo desde el punto de vista económico y social, 1915 se experimenta un desarrollo del sector industrial y financiero debido a la repatriación de capitales de Cuba sobre todo a la entrada de capital extranjero –francés, belga, británico y alemán- y la acumulación de beneficios producto del aumento de las exportaciones y la subida de precios como consecuencia de la I Guerra Mundial-se crea con ello por ejemplo el banco Central y se compran por inversores españoles empresas de capital extranjero que operan en nuestro país-aumenta desde 1900 hasta los años treinta un 50% la renta nacional de los españoles.
 Si analizamos la agricultura de aquellos momentos, siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, observamos que vivió una profunda reforma basada en la abolición del régimen señorial, la supresión de los mayorazgos y las grandes desamortizaciones de Mendizábal y Madoz.
 La tarea de desvinculación y supresión del mayorazgo y los señoríos territoriales y jurisdiccionales comienza con el Decreto de 1798, vigente hasta 1813, eliminando el poder señorial enajenando sus señoríos y/o mayorazgos por venta, la ley de 6 de agosto de 1811 que suprime los privilegios y el vasallaje y leyes posteriores como la de Desvinculación de 1820 y 1835 que completan totalmente este proceso. Junto a este tenemos el que supone la apropiación por parte del Estado de tierras, edificios y otro tipo de bienes que estaban amortizados y eran propiedad del clero, municipios o entidades de beneficencia y que una vez nacionalizados se sacan a subasta pública, aunque también se hacen repartimientos y roturaciones arbitrarias que tras la apropiación indebida pasan a propiedad plena. La evolución de la desamortización abarca desde 1769 a 1924, aunque leyes desamortizadoras de nuestro interés son las de Soler (1798), Mendizábal (1836) y Madoz (1855). La desamortización del progresista Mendizábal (ministro de Hacienda y Presidente del Consejo de Ministros) inició la desamortización de los bienes y tierras eclesiásticas e incluso supresión de órdenes religiosas, y vendiendo en subasta pública tales bienes. Sus objetivos eran: pagar la deuda pública del Estado y conseguir fondos para la guerra carlista, ampliar la base social del liberalismo con los compradores de los bienes desamortizados (el clero apoyaba a los carlistas, al menos en el Norte) y crear una clase agraria de propietarios. Los resultados: no solucionó el problema de la deuda pública, el liberalismo ganó adeptos pero también enemigos entre los católicos, aumentó la diferencia entre campesinos ricos y pobres, los compradores fueron nobles y burgueses. La Iglesia perdió poder económico y tuvo que ser subvencionada por el estado. La última gran desamortización fue la de Madoz en 1855, afectó a las tierras de los municipios y, sus resultados fueron: arruinó a los ayuntamientos y con ello a la instrucción pública que estaba a su cargo, no solucionó la deuda pública y perjudicó a los vecinos más pobres que no pudieron aprovechar libremente las tierras comunales. Consecuencias de todo ello  fue el afianzamiento de hacendados, medianos y pequeños propietarios agrícolas, apareciendo terratenientes de nuevo cuño, las pequeñas tierras fueron adquiridas por habitantes de localidades próximas y las de mayor tamaño y valor cayeron en manos de personas más ricas que vivían en las ciudades. Atendiendo a la distribución geográfica, en la parte meridional la desamortización acentuará la concentración de la propiedad mientras que en la zona septentrional predominarán las explotaciones medias y pequeñas. No obstante la revolución de los cultivos se hará a largo plazo, aunque aumenta la producción y levemente la productividad con el uso desde 1870 de abonos químicos, mejor selección de tierras e integración de mercados. Las mejoras técnicas no llegarán hasta el siglo XX con la industrialización del entorno, sistema crediticio, electrificación, red de comunicaciones más completa, mejora en los canales de comercialización, maquinaria agrícola y expansión del regadío. La producción española se basa en los cereales, la vid y el olivo a los que se unirá los cultivos de huerta especialmente: naranja, patata, maíz o remolacha azucarera.
-La industria y los recursos mineros-para el caso español- será la característica del sistema productivo capitalista. Se puede establecer 1825 como el momento en el que se inicia en nuestro país la industria moderna(antes artesanía), en la que destacaron el sector textil y el metalúrgico, pero también el sector alimenticio, químico o papel, cuyas características serían: lento crecimiento, aunque la producción se duplicará en el período 1830-1860, escasez de carbón y materias primas, atraso tecnológico y dependencia del capital exterior, falta de articulación del mercado interior caracterizado por las dificultades de comunicación y el bajo poder adquisitivo de la población, todo ello unido a la pérdida del mercado colonial, destrozos de la Guerra de la Independencia y a la inestabilidad política. La industria se sitúa en Barcelona y su entorno (textil), la siderurgia en Vizcaya, y en menor medida Asturias y Cantabria y Marbella. Y otros centros de mucha menor actividad son: Madrid, Sevilla, Valladolid y Tarragona. Algunos historiadores, como Nadal, hablan del fracaso de la Revolución Industrial española por tales factores. En cuanto a la minería se basaba en la riqueza de los yacimientos, la mano de obra barata y la llegada de capital extranjero (facilitada con la Ley de Minas de 1868 y los aranceles librecambistas de 1869), los factores de este auge, además de los mencionados, son la rápida expansión de la tecnología del acero-convertidor Bessemer- y las minas vizcaínas y cántabras están cerca de los puertos. Se fundaron compañías que construyeron ferrocarriles mineros, instalaciones de lavado y concentrado, muelles de carga etc. Destaca fundamental la actividad minera e industrial de la zona de Avilés a Irún por los yacimientos de hierro y carbón, muy importantes hasta su agotamiento, que en algunos casos fue muy rápidamente. En la minería de carbón destacan también León, zonas de Ciudad Real y Córdoba, cobre de Río Tinto en Huelva, hay yacimientos también de estaño, plata, plomo etc.
-Las infraestructuras se modernizan, por ejemplo el ferrocarril, el primer ferrocarril español se inauguró en Cuba entre La Habana y Bejucal, y en la Península la línea Barcelona-Mataró en 1848 y Madrid-Aranjuez en 1851 entre otras. Las red se configuró de una forma radial partiendo de Madrid y éste sistema se completará con ramales que van uniendo las provincias. Tras la promulgación de la Ley General de Ferrocarriles en 1855 tuvo lugar un verdadero “boom” del ferrocarril. En 1866 la red alcanzó los 5145 kilómetros de extensión. Fue el capital francés el que más invirtió en estas obras, lo que apenas impulsó la industria nacional, compañías ferroviarias (luego en el siglo XX aparecerá RENFE) serán la CMZA (Compañía de Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante) y la Compañía del Norte (Compañía de los Caminos de Hierro). Los otros nudos de comunicación del país lo constituirán las carreteras que tras el esfuerzo del siglo XVIII, ahora se añaden los puentes de hierro y el hormigón armado, las líneas de diligencias y las postas-los vehículos eran bueyes, caballos etc.-con la llegada del siglo XX la circulación de automóviles y luego camiones requerirá otro tipo de requerimientos técnicos y legales-matriculación y reglamentación de la circulación-. La aparición de las navieras de muchos barcos de transporte requiere la adecuación de los puertos con fondeaderos, muelles y dragados, diques artificiales e infraestructuras del antepuerto.
2. Transformaciones sociales. Crecimiento Demográfico. De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero:

Para comprender todo este período vamos a partir de la Demografía: en buena parte de los países del mundo occidental, el aumento demográfico fue unido al proceso de modernización económica, en España éste fue más lento que aquel y como consecuencia será el desequilibrio entre recursos y población, que impulsará a la emigración interior y exterior. En el siglo XIX, parte del excedente de población de la periferia marítima emigra preferentemente hacia América y el Norte de África, mientras que las provincias del interior lo hacinen mayor número a determinadas ciudades emergentes costeras (Barcelona, Bilbao, Valencia) y Madrid.
 La inmensa mayoría de los españoles del siglo XIX eran de un pueblo, los pueblos eran diferentes, por ejemplo en el Norte la población era dispersa de labradores propietarios, en torno al Duero y Ebro los pueblos eran pequeños de labradores, divididos en ruedo, tierras comunales, baldíos, ejidos o de propios. En las líneas del Tajo, Guadiana y Guadalquivir los pueblos eran grandes y abundaban los jornaleros. En Levante y las islas los pueblos eran medianos. La vida de la comarca era la que contaba para los vecinos, y sobre todo las españolas jamás salían de ellas. En cuanto las ciudades que eran cabeceras de partido, de comarca y sede de distrito electoral, las ciudades emergentes eran las costeras con puerto importante como Barcelona, Bilbao, Valencia, San Sebastián y otras interiores como Madrid, Valladolid y Zaragoza.
Hacia finales del siglo XIX  y comienzos del XX es el momento de las grandes urbanizaciones (-Ensanches-Plan Cerdá en Barcelona y Castro en Madrid-Ciudad Lineal de Arturo Soria-).
 Existe un crecimiento demográfico lento, por ejemplo en el siglo XVIII la población crece en unos tres millones y en el siglo XIX siete, este siglo es la época de la Transición Demográfica y la modernización supone la caída de la mortalidad, disminución de la natalidad y el paso al ciclo demográfico moderno. El crecimiento de la población se hizo posible por el mantenimiento de unas tasas de natalidad bastante altas y una disminución, lenta de la mortalidad infantil. Todo ello desemboca en una emigración interna, corriente de carácter centrífugo de las zonas centrales e interiores a la periférica marítima debido a: crecimiento económico mayor en estas áreas costeras, mejor abastecimiento alimenticio y despoblamiento del interior. En cuanto a la emigración exterior, en la primera mitad del siglo XIX es prohibida pero se liberaliza desde 1853, es una emigración de hombres jóvenes y solteros que trabajan en el campo y que al menos saben leer y escribir, la mayor emigración será hacia las nuevas repúblicas americanas y los levantinos hacia el Norte de África, Argelia en concreto. Llegado el siglo XX la esperanza de vida de los españoles era de 35 años en 1900 aumentando a 50 años en 1930 y todavía nos encontramos en el período de Transición Demográfica, teniendo en cuenta que el descenso de la mortalidad está unido a la prosperidad: mejor alimentación e higiene, viviendas más salubres, mejoras en el suministro de agua y alcantarillado y más atención médica. Particularmente elevada, es en nuestro país la mortalidad infantil (antes de cumplir 1 año morían dos de cada diez niños en 1900 y 1 de cada diez en 1930), la mortalidad catastrófica fue desapareciendo, aunque destacan: última gran hambruna en 1887, cólera en 1885 y la gripe de 1918. Son importantes también la tuberculosis y las enfermedades gastrointestinales. El número medio de hijos por mujer a comienzos del siglo XX era de cinco, y la natalidad desciende muy lentamente, lo que hace que el crecimiento vegetativo sea muy alto, pasó de 18 millones la población en 1900 a 23 millones en 1930. En 1900 casi siete de cada diez españoles vivían en municipios de menos de diez mil habitantes y solo uno de cada diez vivía en ciudades. La emigración exterior fue importante hasta la I Guerra Mundial y con la crisis de 1929 se produce en muchos casos la expulsión y el retorno de inmigrantes españoles de América.
  Si ahora nos fijamos en los grupos sociales y el movimiento obrero en el siglo XIX debemos concluir diciendo que dos grupos sociales sustentan las actividades de la nueva economía la burguesía de los negocios y los trabajadores o proletariado de las nuevas industrias, además del campesinado (jornaleros) y otras personas que viven en las ciudades y se dedican al servicio doméstico, mozos de almacén o de cuerda etc. La burguesía de los negocios lo que les define es el espíritu de empresa, existe una burguesía periférica vinculada a la industria y al comercio, en su mayoría viven en Barcelona y en ciudades portuarias como Málaga, Sevilla, Cádiz, Valencia, Alicante o Bilbao. Hay otra burguesía interior vinculada a las finanzas, la agricultura y el comercio y en menor medida a la industria en ciudades como Madrid, Valladolid, Córdoba, Murcia o Jerez. A finales del siglo XIX aparecerá el burgués financiero y empresario industrial., en Cuba y Puerto rico en donde España tenía fuertes intereses económicos y algunos burgueses españoles están vinculados con la oligarquía azucarera y cafetera y la redistribución comercial, en España se llamarán “indianos” algunos de ellos de baja condición social en sus comienzos. Al iniciarse el siglo XX imperaba en España una gran desigualdad social, que se manifestaba en el nivel de la renta, en el prestigio social y en el estilo de vida. Esta situación, combinada con la difusión de ideologías igualitarias, dio lugar a una intensa conflictividad social.
 Las familias con título nobiliario conservaban una notable influencia social y política, en parte por su vinculación a la corte, a sus filas se iban incorporando personajes destacados del ejército, la política y los negocios, que eran ennoblecidos por el rey. El desarrollo económico enriqueció a las familias relacionadas con los negocios más prósperos, y estas familias solían enlazar entre ellas por medio del matrimonio y a menudo jugaban un importante papel político. En Cataluña, por ejemplo, surgió una importante y rica burguesía interesada por las nuevas tendencias artísticas y culturales, Françesc Cambó es el hombre representativo. Otro gran núcleo de gran burguesía surgió en Vizcaya, donde prosperaban las familias que controlaban las empresas mineras, siderúrgicas y de construcción naval así como la gran banca como los Urquijo y los Ibarra. En Andalucía y Castilla las grandes fortunas estaban ligadas a la propiedad de la tierra. Algunos personajes con título nobiliario destacaron también en los negocios, como fue el caso del conde de Romanones.
 El sector medio de la sociedad era un grupo muy heterogéneo, dividido por su condición urbana o rural, por la orientación política conservadora, liberal o republicana, por las diferencias regionales y por la distinción entre las clases medias tradicionales, integradas por pequeños propietarios y comerciantes, y las nuevas clases medias, integradas por profesionales como los médicos, los ingenieros y los abogados (éstos con un papel destacado en política).
 En España, a pesar de importantes núcleos obreros industriales y mineros la inmensa mayoría del proletariado es rural, al menos en el siglo XIX. La población obrera se concentra en unos pocos lugares como Barcelona y su comarca-sector textil-, Málaga, Oviedo y Cádiz y comienzan a despuntar: Santander, Vizcaya, Valencia y Sevilla, aunque por sus mineros también sobresalen Almería, Murcia, Ciudad Real, Huelva y Jaén. El proletariado o los obreros lo forman: el artesanado urbano e inmigrantes del campo en la ciudad que comienzan a trabajar en las fábricas, sirvientes urbanos y trabajadores en los comercios y marineros mercantes; si tenemos en cuenta que el movimiento obrero es la actividad social y política encaminada a mejorar la situación de los trabajadores, hasta la década de 1860 predomina el sindicalismo mutualista(gremios, montepíos, cofradías) en 1839 se reglamenta las asociaciones de ayuda mutua e irán apareciendo en Barcelona la Asociación Mutua de Obreros de la Industria Algodonera que pretendían alcanzar a parte del socorro mutuo, una mejora de salarios y el derecho a la asociación, la primera federación de sindicatos data de 1854 es la llamada:”Unión de Clases” y la primera huelga general para impedir la introducción de nuevos telares mecánicos se produce en el verano de 1854, mucho antes ya se habían quemado telares en la fábrica Bonaplata de Barcelona. Los partidos políticos que apoyaban a los obreros eran el Progresista, Demócrata y el Republicano. Los jornaleros recurrían al motín como fórmula de protesta, destacan el de Morón y El Arahal en 1857 o el de Loja cuatro años después. Desde 1869 se introduce el anarquismo en Barcelona, Madrid y Valencia, próximos al anarquismo de la AIT, a finales de 1870 aparecerá la Federación Regional Española, anarquista y a pesar de las prohibiciones del gobierno Sagasta esta ideología cala hondo entre los trabajadores españoles, desde esa prohibición socialistas y anarquistas se separan en nuestro país..Durante la Restauración el obrerismo pasa a la clandestinidad hasta 1887 que se aprueba la Ley de Asociaciones, los socialistas deciden participar en el sistema político para cambiarlo desde dentro, y así se crea el Partido Socialista Obrero Español bajo la dirección de Pablo Iglesias y la Unión General de Trabajadores, con fuerte influencia en Madrid, Levante, Castilla y el Norte de España. En Barcelona imperaba el anarcosindicalismo o el obrerismo cristiano. La ilegalización del anarquismo desde 1874 les obligó a la clandestinidad y a la imposición de ideas radicales, usando la propaganda por el hecho-terrorismo-, en 1881 aparecerá el gran sindicato anarquista: Federación de Trabajadores de la Región Española(FTRE) que pretendía una revolución anarquista sustituyendo al Estado, la crispación también llegó al campo, fundamentalmente en Andalucía Occidental aparecen grupos clandestinos  que quemaban cosechas y amenazaban a los propietarios, es la organización La Mano Negra. A finales del siglo XIX hay una cadena de atentados sangrientos contra los empresarios textiles de grupos anarquistas, bombas en lugares públicos-bomba contra Alfonso XII, bomba del Liceo entre otras-.Todo ello, más el aumento de la afiliación a sindicatos y partidos obreros hizo que desde principios del siglo XX el Estado se preocupara por la cuestión social y se aprobarán leyes de accidentes de trabajo, protección de las mujeres y niños, de descanso dominical, de huelga, de seguros sociales, de duración de la jornada. Pero en 1917 una crisis política unida a una huelga general de la UGT y la CNT (Confederación Nacional del trabajo, creada en 1911) quisieron forzar al gobierno para hacer concesiones a los trabajadores y para derribar a la monarquía, pero los apoyos desiguales hicieron que fracasara. También en 1917 y ante la revolución Rusa en nuestro país comienza a gestarse la creación del Partido Comunista, siguiendo los dictados de la Internacional Comunista. Durante los años de 1918 a 1921 se produjo en España una oleada de movilización obrera de una gran intensidad, a ello contribuyó la fuerte subida de precios que hizo que los trabajadores presionaran para la subida de sus salarios, los protagonistas fueron CNT (que experimentó una gran afiliación) y UGT, y las zonas más implicadas fueron los bastiones anarquistas de Cataluña y Andalucía y los socialistas de Madrid, Vizcaya y Asturias, destacando el llamado “trienio bolchevique” en Andalucía en la que los jornaleros andaluces quemaron cosechas, hicieron huelgas generales e invadieron fincas, conflictos obreros en Barcelona, como los de La Canadiense, y la fuerte violencia de la CNT y los años de pistolerismo (asesinato del presidente del gobierno Eduardo Dato por parte de los anarquistas), violencia extrema en Barcelona por parte de anarquistas, Sindicatos Libres-derechista- y autoridades. Finalmente recordar que la mujer española estaba en una situación de inferioridad legal respecto al varón, tenía un nivel de educación menor y apenas tenía acceso al trabajo fuera del hogar y si lo tenía su salario era menor al del hombre, incluso en un mismo trabajo. En los años 20 y 30 del siglo XX la situación empieza a cambiar, comienza con la autorización de la mujer al empleo en la administración del Estado y a utilizar ropas más acordes con sus gustos, y las costumbres comenzaron a liberarse, aunque sólo era el comienzo de la remota liberación de la mujer.
3. Transformaciones culturales. Cambio  de mentalidades. La educación y la prensa:
La cultura española del siglo XIX se caracteriza por la influencia de las corrientes culturales europeas, por la difícil convivencia entre tradición y progreso, por el elevado analfabetismo y el escaso interés por la cultura y la ciencia.
            Destaca la irrupción del krausismo como modelo de pensamiento. Se trataba de un sistema filosófico formulado por los alemanes Christian Krause y Heinrich Ahrens, e introducida en España por el profesor Julián Sanz del Río hacia 1874. Pronto se formará un grupo en el que se encontraban Giner de los Ríos, Bartolomé Cossío, Canalejas, Fernando de Castro, Rafael Altamira, Salmerón y Azcárate. Su ideología se basaba en la primacía de la razón, la defensa de la libertad de conciencia, el culto a las ciencias experimentales, liberalismo y tolerancia, moral austera, importancia de la disciplina y del cumplimiento del deber individual, optimismo en la naturaleza humana, anticlericalismo y espiritualismo de carácter místico-panteísta que condujo a buscar la presencia de Dios en la naturaleza, la más auténtica manifestación divina.
            Pensaban también que la falta de libertad había impedido el desarrollo de la ciencia en España, culpando a la intolerancia católica y a la Inquisición el haber deformado a los españoles hasta convertir nuestro país en un cuerpo enfermo, sufriendo por esto duros ataques del clero.
            Propugnaban la incorporación de las mujeres a la enseñanza, la europeización del país, la reforma de las costumbres y la confianza en la acción educativa y pedagógica para superar la ignorancia.
            La principal obra del krausismo fue la creación en 1876 de la “Institución Libre de Enseñanza” en Madrid, a la que se añadió en 1907 la “Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas”.
            Por su parte, el positivismo impulsó la incorporación de los modernos métodos científicos al estudio de los fenómenos sociales, dejando de lado las especulaciones metafísicas del pasado. Fueron aplicados a los estudios sociológicos (Azcárate), antropológicos (Antonio Machado Álvarez) e historiográficos (Altamira).
            El darwinismo también penetró entonces. En 1877 Darwin fue nombrado profesor numerario de la Institución Libre de Enseñanza, siendo González Linares el encargado de difundir sus teorías, provocando numerosos ataques de la Iglesia.
 A lo largo del siglo XIX se van estableciendo en Madrid los museos nacionales: Museo del Prado(1819), Museo Naval, Museo Arqueológico Nacional y Museo Nacional de Etnología, la Biblioteca Nacional y las bibliotecas provinciales, municipales y academias.
  LA EDUCACIÓN.
                Tras el Sexenio Democrático, un periodo en el que había existido una amplia libertad de cátedra, la Restauración significó el establecimiento de una rígida censura contra cualquier manifestación antimonárquica o contra el dogma católico. Esto hizo que algunos catedráticos fundaran la Institución Libre de Enseñanza, con una pedagogía de vanguardia.
            Fuera de este islote, se mantuvo la enseñanza tradicional, basada en métodos anticuados y poco críticos y sometida a la vigilancia estricta de la Iglesia católica. Más de 50,000 religiosos y religiosas se dedicaban a la enseñanza, sobre todo en Primaria, donde apenas intervenía el Estado.
            La enseñanza secundaria se ceñía a 50 institutos repartidos por todo el territorio, destinados a los hijos de familias con posición acomodada.
            Esta situación del sistema educativo provocó un gran atraso en el desarrollo científico y la investigación, manteniéndose una mentalidad atrasada y tradicional en las clases dirigentes del país.
Pero al margen de del sistema público de enseñanza, se emprendieron iniciativas, de
alcance limitado pero de gran interés pedagógico y social. Hay que destacar a la
Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876 con el fin de aplicar los principios del
Krausismo. Su principal fundador fue Francisco Giner de los Ríos, catedrático de
Filosofía del derecho de la Universidad Central de Madrid que había sido apartado de
su cátedra. Frente a los tradicionales métodos memorísticos la Institución Libre de
Enseñanza propugnaba una educación integral y activa, que incorporaba nuevas materias y actividades, como la educación física, el canto, las excursiones…, todo ello en un ambiente de tolerancia y libertad de opinión. Aunque fue una institución minoritaria de la que sólo se beneficiaron los hijos de una pequeña burguesía intelectual, sus planteamientos ejercieron  una gran influencia en la cultura de su tiempo e incluso posteriormente. 
También fue meritoria la labor de “Los círculos católicos obreros” o “Las escuelas del
Ave María”, creadas en Granada por iniciativa del padre Manjón, aunque con carácter religioso se fundamentaba en la educación activa y tenía planteamientos pedagógicos innovadores y se orientó a los sectores marginados, en especial a los niños de la comunidad gitana.
También los partidos obreros llevaron a cabo una lucha contra el analfabetismo. El
PSOE creó “Las casas del pueblo” y los anarquistas propiciaron la lectura de periódicos como “Tierra y libertad” y crearon escuelas, destacando “La escuela moderna” dirigida en Barcelona por Ferrer Guardia.
 A pesar de las carencias en los años 30 del siglo XX sólo 8 de cada 10 varones adultos no sabía leer ni escribir. Es de destacar también la Junta de Ampliación de Estudios que hizo que científicos e intelectuales españoles se formaran en las universidades extranjeras más avanzadas, al igual que el ambiente cultural que sobresalía en la Residencia de Estudiantes madrileña donde concurrieron grandes genios como Dalí, Lorca o Buñuel.
     LA PRENSA.
                Fue uno de los principales vehículos de expresión y creación de estados de opinión y de difusión de las corrientes culturales europeas. A través de la prensa se dieron a conocer las obras de los principales escritores e intelectuales y, sobre todo, los acontecimientos más destacados de la época.
            Ya tuvo una resonante importancia durante el Trienio Liberal, llegándose a publicar más de medio centenar de periódicos. Sin embargo, es a partir de los años 30 cuando la prensa adquiere una dimensión nacional. En la época isabelina destacan diarios como “La Época”, “La Iberia”, “El Clamor Público” o “La Democracia”, a través de los cuales se difunde el liberalismo.
            Desde los años 60, la madurez y el pluralismo de la prensa española se manifiesta en la aparición de un nuevo tipo de periódicos de información general, como “El Imparcial” o “La Correspondencia de España” y de nuevas publicaciones de prensa especializada y de revistas ilustradas como “La Ilustración Española y Americana” de 1869.
Pero a pesar de estas iniciativas hacía 1900 la proporción de analfabetos ascendía a casi  las  dos  terceras  partes  de  la  población, y hasta ese mismo año no se creó el
Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Esta alta proporción de analfabetos
hacía  que  la  prensa  siguiera  siendo  un  producto  para  minorías  pero  que  cada  vez adquiere más importancia. Además de su labor cultural la prensa representaba la lucha ideológica entre conservadores y progresistas. Entre la prensa conservadora destaca “La Vanguardia” en Barcelona. En 1905 nace el diario “ABC” que empleará el
fotograbado por primera vez. En cuanto al progresismo destaca el “trust” que englobaba “El Heraldo de Madrid”, “El Liberal” y “El Imparcial”. Más tarde en 1917 nacería “El Sol”. En cuanto a las revistas merecen ser citadas “La Pluma” dirigida por
Manuel Azaña, que luego sería director de la revista “España” en 1923, año en que surgía también “La revista de Occidente” de Ortega y Gasset

  LAS MANIFESTACIONES LITERARIAS Y ARTÍSTICAS.
                Distinguimos en el siglo XIX dos periodos separados por el Sexenio Democrático. En el primero el romanticismo histórico, impulsado por la influencia de Chateubriand y Walter Scott, da lugar a un romanticismo tradicionalista y antiliberal en las obras de Alberto Lista y Agustín Durán. El romanticismo liberal aparecerá hacia 1834, influido por la obra de Víctor Hugo, siendo sus principales representantes Larra, Martínez de la Rosa y José de Espronceda. Tendrá también un componente regional como ocurre con la Renaixença catalana.
            A mediados de siglo se impone el realismo, representado por las obras costumbristas de Fernán Caballero. No obstante el Romanticismo continuará tanto en la obra de Bécquer como en la de Rosalía de Castro.
            La arquitectura compaginó elementos modernistas (ensanches de Barcelona y Madrid) con la historicista (neoclásico, neogótico, neomudéjar). La escultura mantuvo viva la tradición neoclásica en la obra de Bellver, Querol o Benlliure. La pintura fue más rica y variada. El neoclasicismo dio pasó a los románticos Alenza y Lucas. El realismo tiene en Madrazo, Martí y Ansina a sus principales representantes con escenas de la vida cotidiana. Hacia mediados de siglo se impone el academicismo de tipo histórico, destacando Eduardo Rosales, Gisbert, Pradilla y Mariano Fortuny.
            El segundo periodo el realismo se impone en su vertiente naturalista, destacando Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas “Clarín”, Valera, Blasco Ibáñez o Pardo Bazán que nos muestran una España urbana y rural desde un punto de vista crítico.
            Entre los años 1898 y 1914 triunfan las tesis modernistas de los hombres de la generación del 98 y del regeneracionismo.
            Se produce en el ámbito musical un auténtico afán nacionalista, inspirado en la riqueza del folklore: Sarasate, Albéniz, Granados, Turina y, sobre todo, Falla y Rodrigo.
            El arte de finales del siglo XIX tiene en el arquitecto catalán Antonio Gaudí el máximo exponente de la arquitectura modernista. En pintura destaca Casas, Rusiñol, Nonell, Zuloaga y un joven Picasso. También se puede hablar de un arte de exaltación del regionalismo en autores como Pinazo y Sorolla (Valencia), Romero de Torres (Andalucía) o Zubiarte y Arteta (País Vasco)
            A principios del siglo XX se impone la arquitectura funcional, los escultores Macho, Julio González y Gargallo desarrollan los “ismos” y Picasso y Gris iniciarán el cubismo.



A parte de las figuras ya mencionadas no debemos olvidar a Santiago Ramón y Cajal científico de origen aragonés conocido por sus investigaciones sobre las neuronas que obtiene el premio Nobel de Medicina en 1906, y como ensayistas a Miguel de Unamuno (“Del Sentimiento Trágico de la Vida”) y a José Ortega y Gasset (“La rebelión de las masas”) y en la Literatura del siglo XX asistimos a la época de plata con escritores como: Valle Inclán (esperpentos), Blasco Ibáñez, Pío Baroja, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, García Lorca o Rafael Alberti.


IDEAS DESTACADAS POR APARTADOS:

1. Transformaciones económicas. Proceso de desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de España a la Revolución Industrial. Modernización de las infraestructuras: el impacto del ferrocarril:

-          El fracaso de la Revolución Industrial española y el proceso de modernización consiguiente.
-          Evolución económica española hasta 1914 (etapas):
a) 1800-1830: se frena el crecimiento del siglo anterior.
b) 1834-1874: proteccionismo o liberalismo, desamortizaciones, leyes arancelarias, creación del Banco de España y la peseta.
c) 1875-1914: la siderurgia vasca, crisis vitivinícola-cerealística-textil, el sector bancario español, plantas industriales de producción eléctrica, el lento crecimiento demográfico.
-          España entre 1914 y 1936, país ambiguo desde el punto de vista económico y social.
-          Aumento de un 50% de la renta de los españoles desde 1900 a 1936.
-          Las leyes desamortizadoras: Mendizábal y Madoz –y sus repercusiones en la agricultura-. La modernización agrícola desde 1870.
-          La industria y los recursos mineros: 1825: industria moderna, sector metalúrgico, textil, alimenticio, químico y papel. Características: escasez de carbón y materias primas, atraso tecnológico, dependencia del capital exterior y falta de articulación del mercado interior. Centros industriales.
-          Ley de minas de 1868 y los aranceles librecambistas de 1869. Zonas mineras.
-          Las infraestructuras: modernización. El ferrocarril: CMZA y la Compañía del Norte que darán lugar a RENFE. Las carreteras.
2. Transformaciones sociales. Crecimiento Demográfico. De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero:

-          Demografía: aumento de la población y emigración. La importancia de los pueblos en el siglo XIX. Período de Transición Demográfica.
-          Los grupos sociales: burguesía : burguesía de los negocios, el burgués financiero y empresario industrial, los indianos. Familias con título nobiliario , el sector medio de la sociedadel proletariado rural o jornaleros y el proletariado urbano: obreros industriales y otros trabajadores.
-          El movimiento obrero: definición, la Unión de Clases, los sucesos de Bonaplata, la AIT, Federación Regional Española, PSOE y UGT, FTRE anarquista, la Mano Negra, los atentados sangrientos, la huelga general de 1917 (UGT y CNT), la creación del PCE, otros sindicatos obreros no socialistas ni anarquistas.
3. Transformaciones culturales. Cambio  de mentalidades. La educación y la prensa:
-          Cultura española del siglo XIX: influencia de las corrientes culturales europeas, razones que lo justifican.
-          El Krausismo: ideas, pensadores y “obra” del krausismo en España.
-          El positivismo: características.
-          El darwinismo.
-          Los museos nacionales.
La Educación:
-          La Institución Libre de Enseñanza (ILE).
-          La enseñanza religiosa.
-          Los 50 institutos de enseñanza secundaria o segunda enseñanza.
-          El sistema educativo provocó el atraso científico y de la investigación.
-          Los círculos católicos obreros y las Escuelas del Ave María, las casas del pueblo, la escuela moderna anarquista.
-          La Junta de Ampliación de Estudios  y la Residencia de Estudiantes.
La Prensa:
-          Vehículo de expresión y creación de estados de opinión, medio de difusión de las corrientes culturales europeas.
-          Periódicos principales del siglo XIX: años 30, años 60 y 1900.
-          La creación de ABC; “El Heraldo de Madrid”, “El Liberal”, “El Imparcial”, “El Sol”.
-          Las revistas: “La Pluma” “La revista de Occidente”-
Manifestaciones Literarias y Artísticas:
-          Romanticismo.
-          Realismo.
-          Arquitectura: modernismo y el historicismo catalán y madrileño.
-          Escultura.
-          Pintura: neoclasicismo, romanticismo, realismo e historicismo.
-          Música: Albeniz, Granados, Falla…
-          Otros arquitectos, pintores y escultores: Gaudí, Picasso, Sorolla, Gris…
-          Figuras de la ciencia, pensamiento y el arte: Ramón y Cajal, Ortega y Gasset, Unamuno, Valle Inclán, Lorca, Alberti, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado entre otros.

EJERCICIOS DE CLASE:
1. Comenta el gráfico siguiente y relaciónalo con las Transformaciones económicas sufridas por la economía española en el siglo XIX.



2. Comenta el gráfico siguiente y relaciónalo con la Demografía de España en el siglo XIX:


3. Comenta el mapa siguiente y relaciónalo con las Infraestructuras de la España del siglo XIX:

4. Haz un esquema sobre las transformaciones culturales. Cambio de mentalidades. Educación y prensa y luego explica ese esquema.



EJERCICIOS PARA CASA:
a) Comentario de texto.
                  Programa del PSOE
“Considerando que la sociedad actual tiene tan solo por fundamento el antagonismo de clases; que este ha alcanzado en nuestro días su mayor grado de desarrollo, como bien claro lo revela el cada vez más reducido número de los inmensamente ricos y el siempre creciente de los inmensamente pobres; que la explotación que ejercen aquellos sobre estos es debida únicamente a la posesión de los primeros de la tierra, máquinas y demás instrumentos de trabajo; que dicha posesión está garantizada por el poder político, hoy en manos de la clase explotadora; es decir de la clase media (…)

Por todas estas razones, el Partido Socialista Obrero Español declara que su aspiración es: Abolición de clases, o sea, emancipación completo de los trabajadores. Transformación de la propiedad individual en propiedad social o de la sociedad entera. Posesión del poder político por la clase trabajadora.

Y como medios inmediatos para acercar nos a la realización de este ideal los siguientes: Libertades políticas. Derecho de coalición o legalidad de las huelgas. Reducción de las horas. Prohibición del trabajo de los niños menores de nueve años (...). Leyes protectoras de la vida y la salud de los trabajadores (…). Creación de comisiones de vigilancia, elegidas por los obreros, que visitarán las habitaciones en que estos vivan, las minas, las fábricas y los talleres (...). Creación de escuelas gratuitas para la primera y segunda enseñanza y de escuelas profesionales (...). Servicio de las armas obligatorio y universal y milicia popular (...). Adquisición por el Estado de todos los medios de transporte y de circulación así como de las minas, bosques, etc.
Madrid, 9 de julio de 1879
1. Resume con brevedad y concisión el contenido del texto.
2. Señala y explica las ideas fundamentales del texto.
3. Responde a la cuestión siguiente:
     “El Movimiento Obrero en España durante el siglo XIX”

b) Comenta la imagen siguiente y relaciónala con las transformaciones económicas del siglo XIX en España:

“España en el inicio de la industrialización”.




PEDRO LÓPEZ ARNEDO (PROFESOR DE HISTORIA DE ESPAÑA DEL IES MARGARITA SALAS DE MAJADAHONDA).







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