3.1.
Evolución política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba.
3.2.
La crisis del siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos.
3.3.
La organización económica y social.
3.4.
El legado cultural.
3.5.
La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán.
----------------------------------------------------
EJERCICIOS: *Realizad un resumen sobre la Edad Media en la
Península Ibérica, puedes ayudarte del libro de texto en la página 28.
*
Comentad el mapa de la página 29 del libro de texto: “Conquista musulmana de la
Península Ibérica”.
3.1.
Evolución política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba.
Los
árabes musulmanes, alentados por la idea de la "guerra santa", iniciaron
en
el siglo VII una rápida expansión
por el Oriente Medio y el norte de África,
llegando
hasta las costas del océano Atlántico.
Aprovechando
la crisis interna del reino visigodo,
envuelto en una de sus
constantes
luchas internas por el poder monárquico, tropas musulmanas,
compuestas
por árabes y beréberes, cruzaron el estrecho de Gibraltar en el
año
711 iniciando la conquista de la
Península Ibérica.
Dirigidos
por el beréber Tariq, lugarteniente
del gobernador del Norte de África,
Musa, los musulmanes derrotaron en la batalla
de Guadalete (711) al último rey visigodo, Rodrigo –Roderico-, que perdió la vida en el combate.
Los
invasores decidieron proseguir el avance por las tierras hispanas, primero
en
dirección a Toledo, posteriormente hacia Zaragoza. En apenas tres años
(714)
los musulmanes lograron conquistar la mayor parte de las tierras
hispánicas
sin encontrar apenas resistencia (capitulaciones). Solo las regiones montañosas
de las zonas cantábrica y pirenaica escaparon a su control.
Diversos nobles visigodos decidieron pactar con los invasores, como fue el
caso
de Teodomiro, en la actual Murcia. Las
escasas fuentes disponibles
nos
hacen pensar que la conquista se realizó principalmente mediante
capitulaciones
y rendiciones acordadas entre los
señores godos y los
conquistadores
musulmanes. La violencia fue más la excepción que la regla.
Esto
nos explica la rapidez de la conquista.
Junto
a los árabes, que ocupaban los puestos dirigentes, grupos de bereberes del
norte de África engrosaron las filas de los invasores musulmanes. Los árabes tenían
fuertes estructuras tribales que
mantuvieron largo tiempo fuertes
enemistades
que pronto se manifestaron al repartirse las tierras ocupadas.
A
todos estos problemas entre los árabes, hay que añadir los provocados por
los beréberes islamizados del norte de África,
reacios a someterse a un
autoridad
central. Resultado de todo ello fue un oscuro
período de luchas y
enfrentamientos
entre los distintos clanes árabes, y entre árabes y beréberes,
que
durará toda la primera mitad del siglo VIII.
Etapa del emirato dependiente
714-756 :
Fue
una provincia con gobernadores – walíes-, centro politico Kairuan, N. Africa.
Hubo hasta 23 walis por enfrentamientos
entre invasores. No eran un grupo homogéneo, se asentaron en zonas separadas, eligen las más parecidas a
su “país”:
árabes, valle Guadalquivir y del Ebro, se convertirían en rentistas de sus
latifundios,
residencia en ciudades.
bereberes, Meseta y flancos de las sierras,
se dedican al pastoreo. Peor
considerados, se sublevan en el 741, en el 750 hambre, Se llama a sirios del N.
Africa para sofocar rebelión, muchos se van a Africa.
sirios, asentados en Andalucía y Granada, compiten con árabes
por las
mejores
tierras.
egipcios, Murcia.
La
capital, Sevilla, en el 717 se cambia a Córdoba, más céntrica.
Los
musulmanes realizaron algunas incursiones por el norte de la Península,
pero
fueron derrotados por los astures en Covadonga (722). También
penetraron
en suelo franco, donde ocuparon ciudades
como Narbona, pero
sufrieron
un duro golpe ante el ejército de los francos en las proximidades de
Poitiers (732). Esta batalla supuso el fin de la expansión
árabe musulmana en
Europa.
Etapa del Emirato independiente
(756-929)
Tras
la invasión musulmana, la mayor parte de la península ibérica se convirtió
en
una nueva provincia del califato
islámico, Al-Andalus. Al frente de este
territorio
se colocó a un Emir o gobernador que actuaba como delegado del
Califa
musulmán, por entonces perteneciente a la dinastía Omeya, con capital
en
ciudad de Damasco.
A
mediados del siglo VIII tuvo lugar un hecho clave. La dinastía Omeya fue
víctima
de la revolución Abasí, familia que se adueñó del Califato. Un miembro
de
la familia derrotada logró escapar, refugiándose en Al-Andalus, donde,
gracias
a los apoyos que encontró, se proclamó emir. Se trataba de Abd-alRahman
I (756-788), con quien comenzaba en Al-Andalus el período conocido
como emirato independiente, debido a
que acabó con la dependencia política de
los califas abasíes, que habían establecido su sede en la ciudad de Bagdad.
Al-Andalus siguió reconociendo al Califa Abasí como líder espiritual del mundo
musulmán.
Abd-al-Rahman
I fijó su capital en la ciudad de Córdoba e inició la tarea de
construcción
de un estado independiente en Al Andalus. Para ello necesitaba
fundamentalmente
tres cosas: un ejército, unos ingresos económicos, y sofocar
las
posibles revueltas de sus enemigos. El desafío al poder central de Córdoba
fue
una constante en las grandes familias nobles musulmanas asentadas en
las
diversas regiones de Al-Andalus.
Etapa
del Califato de Córdoba (929-1031)
Un
importante paso en el fortalecimiento de Al-Andalus se dio en el año 929,
cuando
el emir Abd-al-Rahman III (912-961)
decidió proclamarse Califa, cargo
en
el que confluían el poder político y el religioso.
El
Califa residía en el alcázar de Córdoba, situado junto a la gran mezquita.
Unos
años después de su autoproclamación, Abd-al-Rahman III ordenó
construir,
al oeste de la capital, la impresionante ciudad-palacio de Madinat alZahra,
convertida en residencia califal y en el centro del poder político de
AlAndalus.
Almanzor y la crisis del Califato de
Córdoba:
En
las últimas décadas del siglo X, Almanzor se hizo con el poder efectivo en
Al-Andalus;
ejercía el cargo de hachib, una especie
de primer ministro.
Mientras
tanto, el califa de la época, Hisham II (976-1009), vivía recluido en el
palacio
de Madinat al-Zahra sin ejercer en lo más mínimo el poder político.
Almanzor,
que basó su poder en el Ejército, integrado sobre todo por soldados
beréberes,
organizó terroríficas campañas contra los cristianos del norte
peninsular.
Su muerte en año 1002 inició el proceso de descomposición política
(fitna)
que llevó al fin del Califato en el 1031. Comienza el período de los reinos
taifas.
3.2.
La crisis del siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos.
La
muerte de Almanzor en 1002, tras sufrir una derrota en Calatañazor, abrió en
Al-Andalus una larga etapa de fragmentación y disputa (fitna). En menos de
30
años 9 califas se sucedieron en el trono, finalmente el califato de Córdoba
terminó por desaparecer en el año 1031.
En su lugar surgió un mosaico de pequeños reinos, llamados de taifas expresión
que significa “banderías”.
De
forma paulatina las taifas o banderías de Almería, Murcia, Alpuente, Arcos,
Badajoz,
Carmona, Denia, Granada, Huelva, Morón, Toledo, Tortosa,
Valencia
y Zaragoza fueron independizándose del poder central de Córdoba.
En
un principio el Califato se fragmentó en
27 taifas. Los más débiles fueron desapareciendo y fueron anexionados
por los más poderosos.
Estos
pequeños reinos, mucho más débiles que el Califato, se mostraron sumisos hacia
los dirigentes cristianos, a los que entregaban unos tributos llamados parias.
Mientras tanto, el avance de la reconquista cristiana culminó con la conquista
de Toledo en el 1085. Fue una etapa de esplendor cultural y decadencia
política.
PRIMEROS
REINOS DE TAIFAS, 1031-1090:
La
debilidad del Al-Andalus fragmentado en los reinos de Taifas permitió a los
reinos cristianos del norte tomar la
iniciativa militar en la península. Esta superioridad cristiana se vio
dos veces interrumpida por la irrupción en Al-Andalus de dos invasiones
norteafricanas que consiguieron de forma efímera recuperar la unidad de la
España musulmana.
La
pérdida de Toledo en el año 1085 fue un duro golpe para los musulmanes de Al
Andalus. La reacción fue llamar en su ayuda al poder que se había hecho fuerte
al otro lado del estrecho de Gibraltar: el imperio almorávide.
UNIFICACIÓN
ALMORÁVIDE Y SEGUNDOS REINOS DE TAIFAS 1090-1145
En
el año 1086 llegaron los almorávides,
agrupación de tribus beréberes dedicadas
a la ganadería, que poco antes habían creado un imperio en el norte de África.
Caracterizados por el rigor religioso, los almorávides acabaron con los taifas,
unificaron el poder político en Al-Ándalus y lograron contener el avance de los
cristianos hacia el sur. Sus éxitos militares más importantes fueron las
batallas de Sagrajas (1086) y de Uclés (1108).
El
poder almorávide fue efímero. A mediados del siglo XII la unidad de AlAndalus se vino abajo y la
fragmentación política trajo los conocidos como
Segundos
Reinos de Taifas.
UNIFICACIÓN
ALMOHADE Y TERCEROS REINOS DE TAIFAS 1146-1232
Los
almohades, habían constituido unos años antes en el Magreb un nuevo imperio,
también formado por beréberes. No solo unificaron nuevamente Al-
Ándalus,
sino que hicieron frente a los cristianos logrando algunos éxitos notables,
como el obtenido en Alarcos (1195) contra Alfonso VIII de Castilla.
Vinieron
sin ser llamados para controlar el imperio almorávide, no tuvieron apoyo de la
población, se basaron en la fuerza militar. También en este período se
construyeron algunos edificios emblemáticos de la España musulmana como la
Giralda de Sevilla.
Sin
embargo, el intento almohade de reunificación de Al-Andalus también fracasó. El
momento clave fue la aplastante derrota sufrida ante los cristianos en las Navas de Tolosa (1212). El hundimiento
del imperio almohade llevó de nuevo a la fitna. Las nuevas taifas no puedieron
resistir el avance cristiano que resultó prácticamente incontenible. La España
musulmana quedó reducida al reino nazarí
de Granada (1238-1492).
EJERCICIO: Busca el
significado de estos términos históricos: fitna, reino taifa,
almorávide, almohade, Giralda.
3.3.
La organización económica y social.
La Economía
La
España musulmana supuso importantes cambios en el terreno económico.
En
la agricultura
los musulmanes impulsaron la práctica del
regadío, con novedades tan significativas como la noria, al tiempo que
difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán. No
obstante, los cultivos principales de las tierras hispanas siguieron siendo los
mismos que en la época
romano-visigoda:
los cereales, la vid y el olivo.
En
la ganadería, el descenso de la
cabaña porcina por la prohibición coránica, se compensó con el desarrollo del
ganado ovino o equino. La apicultura vivió un desarrollo espectacular.
En
la minería sobresalió la extracción
de plomo, cobre, cinabrio y oro, que se obtenía del lavado de diversos cursos
fluviales.
La
producción de manufacturas se desarrolló fuertemente, en especial la producción
textil, en la que destacaron los brocados cordobeses o los tejidos de Zaragoza. La cerámica, las
armas, la fabricación de papel y de vidrio, y el trabajo de las pieles y los
metales preciosos tuvieron presencia en las ciudades de Al-Andalus.
En
cuanto al comercio, actividad muy
elogiada en los propios textos coránicos, se vio favorecido por la acuñación de
dos tipos de monedas, el dinar de oro y el dirhem de plata, y por la
densa red viaria heredada de tiempos romanos. El comercio interior se
efectuaba en el zoco de las ciudades, donde ocupaban un puesto
privilegiado los bazares, centros en los que se vendían productos de gran
calidad. En los zocos también había
alhóndigas, centros que servían para almacenar mercancías, así como para
alojar a los comerciantes que venían de fuera.
Al-Ándalus
mantuvo también un intenso comercio exterior,
tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana.
Exportaba, ante todo, productos agrícolas (aceite, azúcar, higos, uvas),
minerales y tejidos, e importaba especias y productos de lujo del Próximo
Oriente; pieles, metales, armas y
esclavos de la Europa cristiana; y oro y esclavos negros procedentes del
territorio africano de Sudán.
La Sociedad:
Aunque
la mayor parte de la población de Al-Andalus vivía en el medio rural, las
ciudades tuvieron una gran importancia, algo que contrastaba fuertemente con el
panorama de la España cristiana durante los siglos VIII al XI.
Las
ciudades andalusíes se desarrollaron en su gran mayoría a partir de las
existentes en los tiempos romano-visigodos. Pero los musulmanes también crearon
ciudades nuevas, como Almería, Madrid o Calatayud. Córdoba, que en la época
califal, llegó a contar con más de 100.000 habitantes, cantidad muy
considerable en aquella época.
En
la cúspide de la sociedad andalusí
estaba la aristocracia (jassa), en su mayor parte integrados por familias de
origen árabe, aunque también figuraban en ella algunos linajes de ascendencia
visigoda. Este grupo social poseía grandes dominios territoriales y la ocupaba
los altos puestos en la administración. En el otro extremo de la sociedad se
hallaban las clases populares (amma),
formadas por artesanos modestos y labriegos, en su mayor parte bereberes del
Norte de África y muladíes.
También
existió lo que podríamos denominar una clase media, formada esencialmente por
los mercaderes.
En
Al-Andalus había esclavos
procedentes de Europa oriental y del centro de
África.
Hay que destacar, por último, la evidente situación de inferioridad que
padecían las mujeres en con respecto a los hombres.
Los hispanovisigodos
se dividían en muladíes (los más numerosos) que eran cristianos convertidos al
Islam (y así no pagaban el dimni o tributo) y
mozárabes, cristianos muy
arabizados(empeoran sus condiciones cuando llegan los imperios norteafricanos a
Al-Andalus). También había judíos, generalmente en las ciudades
con oficios especializados (médicos, prestamistas, etc.). Había esclavos.
Inferioridad de la mujer.
3.4.
El legado cultural.
La vida intelectual y artística en Al-Ándalus alcanzó cotas muy altas respecto a la
Europa cristiana. Se mantuvo un estrecho contacto con el resto del mundo
musulmán, y fue la vía de trasmisión a Occidente del pensamiento
y ciencia griega y de gran parte de la hindú. Ej: difusión de la numeración
hindú, con el 0.
La
religión islámica marcó la cultura.
La
expansión árabe y la peregrinación a la Meca hizo que los geógrafos hicieran libros de viajes, como los del ceutí Al Idrisi (s.XII): El Libro de Roger.
Desde
el Califato
hubo un esplendor cultural, con un
clima de gran libertad intelectual propiciado por califas como Abderraman III y
sobre todo, Al-Hakam II.
El
poeta e inventor Ibn Firnas
descubrió el secreto de la fabricación del vidrio.
El
desarrollo cultural continuó en la época de los
taifas gracias al mecenazgo.
Sevilla
fue famosa por sus poetas empezando por su rey Almotamid; Zaragoza por sus astrónomos; Toledo por sus científicos.
Los
almorávides y almohades limitaron el pensamiento. En el siglo XII destacan tres
grandes figuras de la medicina y filosofía: los musulmanes Abentofail y
Averroes, y el judío
Maimónides. Los tres pretendieron conciliar el pensamiento aristotélico con
sus concepciones religiosas.
En
el reino Nazarí de Granada gran actividad cultural, destaca Ibn Zamrak, cuyos poemas decoran los
muros de la Alhambra.
La
creación litraria alcanzó un gran desarrollo, tanto en verso como en prosa.
Ibn Hazem (s.XI), poeta, escribió El collar de la paloma. Ibn
Jaldun (s.XIV)
historiador,
escribió la Introducción a la Historia Universal).
En filosofía destaca Averroes (s.XII), autor clave para que la
obra de Aristóteles llegara Europa, así como el judío cordobés Maimónides.
La
cultura andalusí avanzó en el terreno
científico. Sobresalieron las matemáticas y la medicina, donde alcanzó gran
fama Abulcasis (s.X) autor de
una
enciclopedia médica y quirúrgica.
Destaca
también la arquitectura con ejemplos como la mezquita de Córdoba o
el
alcázar-palacio de la Alhambra.
3.5.
La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán.
Aunque
la arquitectura andalusí se asentó
sobre la tradición romano-visigoda y aportó los elementos más típicos del mundo
islámico: arcos, cubiertas y la rica ornamentación basada en motivos
geométricos, vegetales y epigráficos.
Hubo
un progresivo predominio de los elementos decorativos, florales y geométricos,
que se fueron imponiendo sobre las soluciones artitectónicas.
Fue
un arte palatino desde el punto de vista social. El deseo de dejar constancia
del poder político explica la ciudad-palacio. Ej: Madinat al-Zahra, de la Aljafería,
o la Alhambra.
La
mezquita es el resultado de una religión
sin imágenes, sin clase sacerdotal ni liturgia. Sólo necesita un gran espacio
cerrado para la predicación y oración.
Carece
de escenario y no tiene representación de la divinidad. En general había una
gran rapidez en su ejecución, con grandes dimensiones. Materiales pobres, mucha
decoración en yeso y mosaico. Más interés por interior que exterior.
La gran mezquita
de Córdoba es la obra emblemática de Al-Andalus. Su
construcción
comenzó a mediados del siglo VIII, en tiempos del emir Abd-alRahman I, y más
tarde sería objeto de sucesivas ampliaciones. Las partes más brillantes datan
del siglo X, sobre todo de tiempos del califa al-Hakam II, en cuya época se
construyó el espectacular mihrab, caracterizado por la riqueza de los
materiales empleados (en particular, los mármoles), por la original solución
constructiva de las originales bóvedas de nervios y, finalmente, por la
impresionante fantasía decorativa que lo acompaña.
Muy
importante fue, asimismo, la impresionante
ciudad-palacio de Madinat
al-Zahra, edificada en tiempos de Abd-al-Rahman III. Para su
construcción se
trajeron
materiales de diversos lugares, como el norte de África, de donde
procedía
el mármol. Madinat al-Zahra albergaba, en su parte superior, una
serie
de palacios; en la zona media, jardines y vergeles, y en la parte inferior, la
mezquita
mayor y las viviendas de los servidores de palacio.
Desafortunadamente,
durante la guerra civil que precedió a la desaparición del
califato,
Madinat al-Zahra fue destruida.
También
hay buenos ejemplos del arte musulmán fuera de Córdoba, como la
mezquita toledana de Bib al-Mardom, posteriormente convertida en la iglesia
del
Cristo de la Luz.
Otros
ejemplos esenciales de la arquitectura en Al-Ándalus son el Palacio de la Alfajería en Zaragoza, del período almorávide, la torre de la Giralda en
Sevilla,
de tiempos almohades, y sobre todo, el palacio granadino de la
Alhambra, obra cumbre de los nazaríes. Exponente de la
potencia económica
y
el brillo cultural del reino nazarí es un recinto fortificado que sobresale por
su
fantasía
ornamental así como la conjunción entre arquitectura y entorno
natural.
Tiene una parte militar: alcazaba, murallas y torres. Una parte publica,
mexuar,
Cuarto de Comares. Otra zona privada, harén, Cuarto de los Leones. Y los
jardines, uno cercado, el Partal, y
el Generalife, el mejor ejemplo de
jardín islámico.
EJERCICIO PARA REALIZAR CON
INTERNET: * Realiza un “Album de
Arte” incluyendo por orden cronológico fotografías de las diversas
construcciones del Arte Andalusí hispano-musulmán. Luego elige una imagen de las que tu hayas seleccionado y coméntala
en no más de 15 o 20 líneas.
Para
ayudarte incluyo estos enlaces de donde podrás obtener información, por
supuesto puedes usar nuestro libro de texto:
Pedro López Arnedo
(Profesor de Historia de España).
No hay comentarios:
Publicar un comentario