8.1. El Imperio de Carlos V. Conflictos
internos: Comunidades y Germanías.
8.2. La monarquía hispánica de Felipe II. La
unidad ibérica.
8.3. El modelo político de los Austrias. La
unión de reinos.
8.4. Economía y sociedad en la España del
siglo XVI.
8.5. Cultura y mentalidades. La Inquisición.
8.1. El Imperio de Carlos V.
Conflictos internos: Comunidades y Germanías.
Al morir su abuelo materno, Fernando, en 1516, Carlos de
Habsburgo, que ya había heredado los territorios de Borgoña de su
abuela paterna, se hizo coronar Rey de Castilla y Aragón e inició viaje a la
península. El nuevo monarca no conocía el castellano y vino acompañado de consejeros flamencos que ocuparon los más
importantes puestos en la Corte y la Iglesia.
Una vez coronado, Carlos I convocó Cortes para que votaran nuevos impuestos. La reacción fue
inmediata en Castilla, las protestas le recordaban al rey su obligación de
residir en el reino y de respetar las leyes del reino. Similares protestas
surgirán en Aragón ante la demanda de nuevos impuestos.
Las Comunidades
de Castilla
Descontento creciente devino en la sublevación de las Comunidades de Castilla, o
de los Comuneros. La
mayor parte de las ciudades de la zona central del reino (Segovia, Toledo,
Salamanca…) se revelaron contra la autoridad del monarca.
Las causas de la rebelión son complejas:
·
Aristocracia castellana veía como una
humillación que el rey hubiera entregado la administración del reino a
consejeros flamencos y hubiera dejado a Adriano de Utrecht como gobernador del
reino en su ausencia.
·
Carlos había empleado el dinero de los nuevos
impuestos en conseguir la elección como Emperador alemán
·
Carlos había desdeñado el requerimiento de que
aprendiera castellano y respetara las leyes del reino
·
La burguesía urbana temía que se volviera a la
tradicional política de exportar la lana en bruto a Flandes lo que iría en
detrimento de la artesanía textil castellana
Al salir Carlos de Castilla, la revuelta
estalló en Toledo y pronto se extendió a otras ciudades. Las autoridades reales
fueron depuestas y sustituidas por nuevos regidores comuneros.
Tras el incendio de Medina del Campo por las
tropas del rey, la insurrección se generalizó
Los Comuneros crearon la Santa Junta en Tordesillas,
gobierno rebelde, que exigió la retirada de los impuestos (servicios) aprobados
en Cortes, el respeto a las leyes del reino y la marcha de los consejeros
flamencos.
Los Comuneros intentaron sin éxito convencer a
doña Juana, recluida en un castillo de Tordesillas, a que se pusiera al frente
de la rebelión y apoyara a las Comunidades.
La rebelión propició el desorden social y hubo
rebeliones antiseñoriales en algunas zonas. La nobleza empezó a alejarse de los
comuneros.
Las disensiones internas y la radicalización
antiseñorial del movimiento debilitó a los Comunidades. Tras la derrota de las
tropas comuneras en Villalar en 1521, todas las ciudades
abandonaron el movimiento, excepto Toledo que fue finalmente dominado en 1522.
Los dirigentes comuneros Padilla, Bravo y
Maldonado fueron
ejecutados. La derrota comunera significa el inicio del absolutismo en Castilla
y el reforzamiento del poder del rey.
Las
Germanías
Las causas del movimiento las encontramos en la crisis económica y las
epidemias que se abatieron sobre el reino de Valencia, a lo que se vino a unir
el descontento social en entre los artesanos y los pequeños comerciantes
enfrentados con la oligarquía urbana (grandes comerciantes) y la nobleza.
La rebelión de las clases populares, la
Germanía, se inició en la ciudad de Valencia en 1520 aprovechando que la
nobleza había huido de la ciudad por la peste. Pronto la revuelta se
extendió hacia el sur del reino.
Los agermanats también atacaron a los
moriscos, a los que, además del odio religioso, acusaban de ser sumisos a la
nobleza y a la Corona.
Aunque Carlos V reaccionó lentamente, Valencia
no era tan importante como Castilla para el poder en sus reinos, finalmente
ordenó al Virrey que reprimiera el conflicto. El conflicto degeneró en un
enfrentamiento directo entre agermanats y la nobleza valenciana. Finalmente la
rebelión fue reprimida en 1522.
Hubo otra Germanía en Baleares que fue
fácilmente sofocada.
8.2.
La monarquía hispánica de Felipe II. La unidad ibérica.
Felipe II fue
hijo del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal. Desde muy joven fue
preparado para desempeñar su cargo de rey.
Tras la abdicación de Carlos I en 1556 gobernó el imperio integrado por
los reinos y territorios de Castilla, Aragón, Navarra, el Franco-Condado, los Países
Bajos, Sicilia, Cerdeña, Milán, Nápoles, Orán, Túnez, toda la América descubierta y
Filipinas. A estos
vastos territorios se le unió Portugal y su imperio afroasiático en 1580. Con
Felipe II (1556-1598) la hegemonía española llega a su apogeo.
Carlos I había cedido en su abdicación a su hermano Fernando el Imperio
Alemán y las posesiones de los Habsburgo en Austria. En
adelante, dos ramas de la misma dinastía gobernarán en Madrid y Viena.
Tras viajar por Italia, los Países Bajos. Felipe II se asentó en la nueva capital, Madrid, desde donde gobernó
con plena dedicación su enorme imperio. A diferencia de lo que ocurrió con su
padre Carlos I, con Felipe II el centro de gravedad del Imperio se asentó en la
península, especialmente en Castilla.
Los principales problemas internos del reinado de Felipe II fueron la muerte en
1568 del príncipe heredero Carlos, que había sido arrestado debido a sus
contactos con los miembros de una presunta conjura sucesoria promovida por
parte de la nobleza contra Felipe y la poderosa figura de su secretario Antonio
Pérez, quien finalmente fue destituido y acusado de corrupción. Huyó del país y
se convirtió en un activo propagandista contra Felipe II. Apoyado por los
enemigos exteriores del rey, fue un elemento clave en la formación de la "Leyenda Negra".
Sus sucesivos matrimonios fueron parte importante de su política exterior. Se
casó por con María de Portugal en 1543 y, tras su muerte, con María I Tudor, reina de Inglaterra, en
1554. La pronta muerte de la reina que trajo de volver al catolicismo en la
isla, llevó a que Felipe se casara con la francesa Isabel de Valois en 1559. Al
quedarse nuevamente viudo y sin herederos varones, se casó por cuarta vez, en
1570, con su sobrina Ana de Austria, madre del sucesor al trono español, Felipe III.
La idea de la unidad religiosa marcó la política de Felipe II. No dudó en
intervenir ante la amenaza de las incursiones berberiscas y turcas en las
costas mediterráneas. Felipe II obtuvo una gran victoria, aunque no la
definitiva, en la batalla de Lepanto en 1571. En el interior peninsular el
monarca reprimió duramente las sublevaciones moriscas como, por ejemplo, en las
Alpujarras granadinas.
En Europa se enfrentó con Francia por el control de Italia (Nápoles y el
Milanesado). La paz en Cateau-Cambrésis en 1559 fue favorable a los intereses
españoles en la península italiana.
Tras la muerte de su esposa María Tudor, las relaciones se hicieron cada vez
más hostiles con Inglaterra, que apoyaba a los rebeldes protestantes en los
Países Bajos. El intento de invadir la isla en 1588 con la Armada
Invencible acabó
con un gran fracaso que inició el declive del poder naval español en el
Atlántico.
Felipe II no pudo acabar tampoco con el conflicto político (mayor
autonomía) y religioso (revuelta calvinista) generado en los Países
Bajos. Ninguno de los sucesivos gobernadores pudieron impedir que la rebelión
se asentara y llevara finalmente en el siglo XVII a la independencia de las Provincias Unidas (actuales Países Bajos)
Uno de sus mayores triunfos fue conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios, al
hacer valer sus derechos sucesorios en 1581 en las Cortes de Tomar, tras morir
sin descendencia el rey portugués Sebastián.
La Unidad
Ibérica:
En 1578 moría el rey Sebastián
I de Portugal en la batalla
de Alcazarquivir. El rey carecía de descendencia y varios candidatos aspiraban
al trono que detentaba la dinastía Avis.
Felipe II, rey de España ytío del fallecido y
descendiente directo del rey Manuel I de Portugal por línea directa, reclamó sus
derechos al trono.
Parte importante de la nobleza y los grandes comerciantes
portugueses favorecía la pretensión española. La unión ibérica podía traer importantes beneficios
políticos y económicos. Las clases populares portuguesas, sin embargo, no veían
con buenos ojos la anexión a España.
Finalmente, Felipe II decidió la invasión de Portugal que encargó
al Duque de Alba. Las tropas castellanas llegaron a Lisboa sin encontrar apenas
resistencia.
Finalmente las Cortes portuguesas reunidas en Tomar proclamaron
rey a Felipe II en1581. El que sería conocido como Felipe I de Portugal permaneció tres años en Lisboa.
Para conseguir la anexión,
Felipe se comprometió a mantener y respetar los fueros, costumbres y
privilegios de los portugueses. También se comprometió a mantener en sus cargos
a todos los funcionarios de la administración central y local. También se
comprometió a mantener a todos los efectivos de las guarniciones y armadas que
controlaban el imperio portugués.
Se creó un Consejo
de Portugal y se suprimieron
las aduanas con Castilla.
La
anexión significó la unión
de dos enormes imperios. Las posesiones portuguesas en Brasil, África y
Asia pasaron al Imperio de Felipe II. Un imperio “en donde
nunca se ponía el sol”.
8.3. El modelo político de los Austrias. La unión de
reinos.
Los Habsburgo o Austrias continuaron y
desarrollaron la organización política heredada de los Reyes Católicos.
Procuraron rodearse de letrados,
funcionarios expertos en leyes que no pertenecía a la alta nobleza. De esta
manera, apartaron a la aristocracia del poder de la Corte, permitiendo que el
poder político quedara centralizado en las manos de los monarcas.
La alta nobleza siguió jugando un papel muy importante, detentaba los
altos cargos del ejército, de la marina y de la diplomacia, pero siempre
subordinada a la corona.
Castilla se convirtió en el centro
del Imperio. Esto ocurrió en mayor medida con Felipe II que con su padre,
Carlos V. En los demás reinos y posesiones se establecieron Virreyes (Aragón, Indias,
Italia) o Gobernadores (Países Bajos, Milán).
Estos cargos fueron ejercidos por altos nobles o miembros de la familia real.
El Rey estaba asesorado por los Consejos (sistema polisinodial).
Estos podían ser sectoriales (Hacienda…)
o territoriales (Castilla,
Aragón, Indias, Italia…). Estaban formados por letrados, nobles y alto clero y
tenían un carácter meramente consultivo. El
Rey tenía la última palabra.
Carlos V y Felipe II despacharon los asuntos cotidianamente con consejeros de
su máxima confianza, los Secretarios, que
hacían de intermediarios entre el rey y los Consejos. Algunos, como Antonio
Pérez con Felipe II, alcanzaron una gran influencia.
La administración territorial mantuvo la estructura heredada de los
Reyes Católicos. Los Corregidores, designados por la corona, tenían el control
de las ciudades. Otros cargos de la burocracia eran los Contadores y
recaudadores de impuestos, y los Alguaciles que hacían funciones de policía.
Las Chancillerías y las Audiencias se
encargaron de la administración de justicia.
En 1561,
Felipe II fijó la capital en Madrid.
Diversos factores explican esta decisión: La situación central de la ciudad en
la península o las ventajas ambientales (agua, caza…). Esta decisión provocó el
rápido crecimiento de la Villa y Corte, a la vez que la decadencia de ciudades
como Valladolid o Toledo, que eran anteriormente frecuentemente la sede de la
Corte.
8.4. Economía y
sociedad en la España del siglo XVI.
El aumento de la población y de los excedentes agrícolas, y el crecimiento de
las ciudades estuvieron condicionados por la nueva realidad colonial y la
política de los reyes. El crecimiento demográfico del siglo XVI, que aumentó la
población en un 50 %, y la ampliación del espacio de ciertos cultivos, como el
cereal y el viñedo, provoca un período de expansión económica. Aumento de la producción agrícola trajo ampliación y multiplicación de núcleos urbanos. Sevilla (100.000 hab.) fue la ciudad más poblada y
Madrid se convierte en capital y aumentó considerablemente. Grupos
privilegiados y monarquía optaron por la exportación de materias primas y la
importación de productos manufacturados a las colonias americanas.
La economía estuvo en todo
momento al servicio de la política (exigencias de la política imperial), lo que
provocó algunos períodos de crisis en un clima de prosperidad general. La demanda
americana de mercancías provocó prosperidad agrícola en Andalucía. También se
benefician las industrias textiles, las de armas, las de cueros, las sederías y
la construcción naval. Fue el período de esplendor de las ferias castellanas (Medina del Campo), donde la plata
acuñada en Sevilla servía para comprar las mercancías de toda España y de
Europa que habían de embarcarse para las Indias. Pero la abundancia de oro y
plata hizo bajar su valor en relación con
las mercancías, desencadenando la llamada revolución de los precios: se cuadruplicó los precios a lo largo del siglo, y
la subida de salarios restó competitividad a las manufacturas castellanas
frente a las europeas. Por su parte, las explotaciones agrícolas se resintieron
debido al creciente autoabastecimiento
criollo.
Los imperios de
Carlos I y Felipe II exigieron una política económica destinada a obtener recursos para sufragar las maniobras políticas, para
pagar tropas. El dinero de que disponía la monarquía procedía, además del oro y
plata de América, de los bienes del Patrimonio Real y de los ingresos
procedentes de la presión fiscal sobre los súbditos: impuestos podían ser de dos tipos: directos (servicios, que
eran de cuantía y duración limitada y los votaban las Cortes) e indirectos
(alcabala: gravaba las ventas en un 10 % aproximadamente y cada municipio se
comprometía a abonar un tanto alzado que recaudaba por los medios que estimara
más oportunos). A fines del reinado Felipe II impuso un nuevo impuesto
indirecto, que gravaba productos de primera necesidad. Fue el servicio de los millones. El procedimiento de
recaudación hizo proliferar la figura de los arrendadores de impuestos.
La necesidad de poner
a disposición de los reyes cantidades de dinero en lugares y fecha determinados
propició la aparición de los asentistas, que
contrataban con el monarca el asiento de una cantidad de dinero en un lugar
fijado. A cambio, el rey les ofrecía el cobro de determinadas recaudaciones de
impuestos en una ciudad concreta. Banqueros
(alemanes y genoveses) fueron haciéndose con cantidades crecientes del importe
de los impuestos de la monarquía. Desajustes de fecha entre desembolso del dinero anticipado por arrendadores de
rentas y recaudación de los impuestos, provocó aumento de intereses. Esto junto
con disminución del oro americano, ocasionó sucesivas bancarrotas de la
Hacienda pública durante el reinado de Felipe II. Para hacerles frente, este
recurrió a la venta de tierras de realengo, tierras baldías de los concejos y
de cargos de gobierno en los municipios.
La sociedad continuó dominada
por el crecimiento de los grupos privilegiados.
La alta nobleza desplazada de cargos políticos más importantes, mantuvo
cargos militares y diplomáticos, y sigue ocupando primer lugar en la sociedad.
Propietaria de grandes latifundios y seguía con privilegios (no pagar
impuestos). Burguesía: deseaba acceder a nobleza. La Corona puso en venta
títulos o señoríos para obtener fondos. Burguesía y campesinos eran los que
pagaban impuestos. Alto clero:
contribuía al Estado de forma indirecta
a través de entrega del tercio de los diezmos y de la venta de bulas de
indulgencias.
8.5. Cultura y mentalidades. La
Inquisición.
El Humanismo y el
Renacimiento se
desarrollan en siglo XVI. Luis Vives y Antonio de Nebrija humanistas destacados.
Filosofía s. XVI: Luis Vives de pensamiento erasmista, era de familia
conversa y para
huir de la
Inquisición vivió casi siempre fuera de España. Filología:
principal figura del s. XV, Antonio de Nebrija autor de Gramática de la lengua
castellana. Cardenal Cisneros promotor cultura renacentista: funda Universidad
de Alcalá de Henares y publica la Biblia Poliglota. En s. XV principal figura
de Historia fue Hernando del Pulgar
autor de Crónica de los Reyes
Católicos. Geografía, la Casa de
Contratación patrocinó una gigantesca obra: Relaciones geográficas de
Indias. CCNN: José Acosta
(Historia natural y moral de las Indias); en Anatomía, Miguel Servet
descubrió circulación pulmonar de la sangre. Poesía: en s. XV y XVI
romances alcanzaron su plenitud creadora; en s. XV destacan Jorge Manrique (Coplas
a la muerte
de su padre) y el
Marqués de Santillana (Serranillas, Sonetos fechos al itálico modo). En
s. XVI Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, San Juan de la Cruz
(considerado el mejor poeta en lengua castellana de todos los tiempos). A
finales de siglo Luis de Góngora, creador del culteranismo, que alcanzaría su
plenitud en s. XVII frente al conceptismo de Quevedo. Mística del siglo XVI:
San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Teatro: en s. XV se sientan
las bases del Siglo de Oro español. Precursores: Fernando de Rojas (Tragicomedia de Calixto y Melibea). Novela:
las novelas de caballerías se inician en el s. XV con Amadís de Gaula, y
tuvieron su auge y degeneración en s. XVI (el Quijote es una parodia de ellas).
También en s. XVI apareció el Lazarillo
de Tormes novela picaresca: el
protagonista no es
un gran personaje sino un humilde
hombre del pueblo y está escrita en primera persona. A finales de siglo ya era
conocido Cervantes pero alcanzó fama universal, aunque no la fortuna, en el s.
XVII.
Carlos V quería crear
imperio unido en torno a una misma fe
y bajo el poder político del emperador y del Papa. En Europa surge la Reforma protestante. Con el Concilio de Trento se intenta
contrarrestar el avance del protestantismo y afianzar los principios
jerárquicos del cristianismo. Carlos I y Felipe II continuaron con la unidad
religiosa que habían iniciado los RRCC a
través del estatuto de limpieza de
sangre y de la Inquisición. Estatuto
de limpieza de sangre: contra falsos conversos. Había que acreditar ser
cristiano viejo, sin antepasados judíos o musulmanes. Inquisición: tribunal
eclesiástico que velaba por pureza del catolicismo y perseguía herejía y
delitos contra la fe (brujería, bigamia, etc.). La establecen los RRCC. Los
tribunales dependían de la Corona y la administraba el Consejo de la Santa Inquisición. El proceso comenzaba tras una
denuncia o sospecha. El acusado podía ser torturado. Finalmente se dictaba sentencia
(podía llegar hasta ser quemado en la hoguera).
EJERCICIOS:
1. Trabajo de
Investigación en Internet:
Descripción de cómo era un proceso de la Inquisición, para
ello puedes consultar estos enlaces:
2. Comenta el mapa siguiente: describiendo lo percibido en
la misma y describiendo su contexto histórico:
3. Realiza el comentario de texto
siguiente:
"Los
Comuneros"
Las campanas de San
Pablo
han cesado de tocar.
De pie, los procuradores
se yerguen para mirar.
Al rey postrado de hinojos
a la izquierda del altar.
El de Burgos, por las cortes
le ha comenzado a exhortar:
“si nos hallamos reunidos
es por haceros jurar
los fueros y libertades
que tendréis que respetar.
Una vez que hayáis jurado,
las cortes os juraran
Soberano de Castilla,
sin deciros majestad,
que es tratamiento extranjero
que Castilla no ha de dar.
A la reina doña Juana
os queremos recordar.
Tendréis dos tronos parejos,
siendo el suyo el principal.
Si vuestra madre está enferma,
algún día sanará,
y nunca un príncipe debe
sus mayores desplazar.
Si el tiempo se le hace largo
y lo trata de abreviar,
la maldición le acompañe
para todo su reinar.
No se os oculte que el pueblo
se comienza a impacientar
al ver tanto extranjero
ha invadido la ciudad.
Siempre hablándose en su lengua
y siempre sin escuchar,
los flamencos se reparten
lo mejor de la heredad
y en el reino se conducen
como en quinta de su holgar.
Hoy les hemos expulsado
de la sala principal,
por estar entre nosotros
y por poderos hablar
como aquí se habla a los reyes,
sin temor a la verdad.
Mercenario sois del reino,
nunca lo habréis de olvidar.
Si al servicio estáis del pueblo,
el pueblo os lo pagará.”
Quema de Mora
Un ejército imperial
a Mora tiene cercada,
la ciudad guardia silencio
se diría abandonada.
Con Zúñiga a la cabeza
los imperiales avanzan.
"Os rendiréis los de Mora
o Mora será arrasada".
La artillería real
logra quebrar la muralla,
aguantan los defensores,
hacen frente a las mesnadas.
Luchando calle por calle,
luchando casa por casa,
van muriendo en el combate
o en el suelo se desangran.
Los imperiales se adentran,
ya la iglesia está cercada.
¿Quién se refugia en la iglesia
huyendo a nuestra venganza?
Son mujeres y son niños
o son los viejos sin armas.
Si son mujeres o niños
o si son viejos sin armas,
Comuneros son también
y morirán sin que salgan.
Los reales prenden fuego
la iglesia ya está incendiada.
Tres mil mujeres y niños
y viejos que están sin armas
se quemarán en la iglesia
sin poderla abandonarla.
En silencio queda Mora.
Batalla de Villalar
Ya apunta en el horizonte,
ya aparece Villalar.
Los soldados comuneros
salieron del lodazal.
Van corriendo por las eras
hasta las casas llegar
e instalando allí las piezas
comienzan a disparar.
Los cañones imperiales
no tardan en contestar.
Juan de Padilla entretanto
hasta el puente llegó ya
y viendo que sus infantes
se empiezan a desbandar,
que unos corren hacia el pueblo,
y a otros traga el lodazal,
y pocos son los que plantan
las picas para aguantar;
raudo galopa queriendo
a todos poder gritar.
Por lo vano de su intento
a sus más fieles dirá:
“vosotros seguidme ahora.
Las mujeres no dirán
que me traje aquí sus hombres
para hacérselos matar
y que yo, Juan de Padilla,
me puse a salvo sin más.”
Ya llegan los imperiales,
encima les tienen ya.
Ya apresan los Maldonado,
ya comienzan a avanzar.
Padilla, picando espuelas,
lanza al aire “ Libertad “,
cargando contra los nobles
sin dejarse amedrantar.
Poco a poco caen sus hombres
Heridos o muertos ya.
A Juan Bravo, espada en puño
le acaban de apresar.
Padilla sigue gritando
“Padilla va, libertad”.
Anochece ya en los campos, solo se oye el gritar de comuneros heridos que acaban de rematar.
Apunta ya el nuevo día,
tras sacarles de sus celdas,
los imperiales dos mulas
de negro luto enjaezan.
Juan de Padilla y Juan Bravo
han de cabalgar en ellas.
Los caballeros van dignos,
Bien erguidas las cabezas.
Un pregonero abre paso,
gritando a la concurrencia:
“justicia en nombre del rey
y el consejo de regencia.
Por su traición y su infamia
los caballeros perezcan”.
Juan Bravo no se retiene:
“cumplid pronto la sentencia,
pero llamarnos traidores
nadie puede en esta tierra,
mientes tú, vil pregonero,
y aquel a quien obedezcas”.
Cornejo, el alcalde, acude
y a Juan Bravo le amonesta,
mas Bravo no ha de callarse
mientras que la vida sienta:
“Nuestra culpa fue de ocuparnos
de los pueblos de esta tierra,
que solo van al cadalso
los que en la lucha perdieran”.
“la voluntad no me asiste
para daros mi cabeza,
si os la queréis procurar,
la tomareis por la fuerza,
más degolladme primero
porque la muerte no vea
del más noble caballero
que en toda Castilla queda”.
Ya se vienen a Juan Bravo
ya le arrodillan en tierra,
ya el hacha se ha levantado,
ya le corta la cabeza.
Queda un instante Padilla
Mirándole con fijeza,
Mira luego hacia las nubes
y de hinojos cae por tierra,
su cuello tiende hacia el tajo,
el hacha ya le cercena.
En dos picotas agudas
levantan las dos cabezas,
para servir de escarmiento
han de dejarlas expuestas,
al caer del mismo día,
se le añadirá una tercera.
Mil quinientos veintiuno, y en abril para más señas, en Villalar ajustician quienes justicia pidieran.
Malditos sean aquellos que firmaron la sentencia, maldiga el cielo a Cornejo, alcalde de mala ciencia,
y a Salmerón, y a García, y al escribano Madera, y la maldición alcance a toda su descendencia,
que herederos suyos son los que ajusticiar quisieran, al que lucho por el pueblo y perdió tan justa guerra.
Libro "Los Comuneros". Luís López Álvarez
han cesado de tocar.
De pie, los procuradores
se yerguen para mirar.
Al rey postrado de hinojos
a la izquierda del altar.
El de Burgos, por las cortes
le ha comenzado a exhortar:
“si nos hallamos reunidos
es por haceros jurar
los fueros y libertades
que tendréis que respetar.
Una vez que hayáis jurado,
las cortes os juraran
Soberano de Castilla,
sin deciros majestad,
que es tratamiento extranjero
que Castilla no ha de dar.
A la reina doña Juana
os queremos recordar.
Tendréis dos tronos parejos,
siendo el suyo el principal.
Si vuestra madre está enferma,
algún día sanará,
y nunca un príncipe debe
sus mayores desplazar.
Si el tiempo se le hace largo
y lo trata de abreviar,
la maldición le acompañe
para todo su reinar.
No se os oculte que el pueblo
se comienza a impacientar
al ver tanto extranjero
ha invadido la ciudad.
Siempre hablándose en su lengua
y siempre sin escuchar,
los flamencos se reparten
lo mejor de la heredad
y en el reino se conducen
como en quinta de su holgar.
Hoy les hemos expulsado
de la sala principal,
por estar entre nosotros
y por poderos hablar
como aquí se habla a los reyes,
sin temor a la verdad.
Mercenario sois del reino,
nunca lo habréis de olvidar.
Si al servicio estáis del pueblo,
el pueblo os lo pagará.”
Quema de Mora
Un ejército imperial
a Mora tiene cercada,
la ciudad guardia silencio
se diría abandonada.
Con Zúñiga a la cabeza
los imperiales avanzan.
"Os rendiréis los de Mora
o Mora será arrasada".
La artillería real
logra quebrar la muralla,
aguantan los defensores,
hacen frente a las mesnadas.
Luchando calle por calle,
luchando casa por casa,
van muriendo en el combate
o en el suelo se desangran.
Los imperiales se adentran,
ya la iglesia está cercada.
¿Quién se refugia en la iglesia
huyendo a nuestra venganza?
Son mujeres y son niños
o son los viejos sin armas.
Si son mujeres o niños
o si son viejos sin armas,
Comuneros son también
y morirán sin que salgan.
Los reales prenden fuego
la iglesia ya está incendiada.
Tres mil mujeres y niños
y viejos que están sin armas
se quemarán en la iglesia
sin poderla abandonarla.
En silencio queda Mora.
Batalla de Villalar
Ya apunta en el horizonte,
ya aparece Villalar.
Los soldados comuneros
salieron del lodazal.
Van corriendo por las eras
hasta las casas llegar
e instalando allí las piezas
comienzan a disparar.
Los cañones imperiales
no tardan en contestar.
Juan de Padilla entretanto
hasta el puente llegó ya
y viendo que sus infantes
se empiezan a desbandar,
que unos corren hacia el pueblo,
y a otros traga el lodazal,
y pocos son los que plantan
las picas para aguantar;
raudo galopa queriendo
a todos poder gritar.
Por lo vano de su intento
a sus más fieles dirá:
“vosotros seguidme ahora.
Las mujeres no dirán
que me traje aquí sus hombres
para hacérselos matar
y que yo, Juan de Padilla,
me puse a salvo sin más.”
Ya llegan los imperiales,
encima les tienen ya.
Ya apresan los Maldonado,
ya comienzan a avanzar.
Padilla, picando espuelas,
lanza al aire “ Libertad “,
cargando contra los nobles
sin dejarse amedrantar.
Poco a poco caen sus hombres
Heridos o muertos ya.
A Juan Bravo, espada en puño
le acaban de apresar.
Padilla sigue gritando
“Padilla va, libertad”.
Anochece ya en los campos, solo se oye el gritar de comuneros heridos que acaban de rematar.
Apunta ya el nuevo día,
tras sacarles de sus celdas,
los imperiales dos mulas
de negro luto enjaezan.
Juan de Padilla y Juan Bravo
han de cabalgar en ellas.
Los caballeros van dignos,
Bien erguidas las cabezas.
Un pregonero abre paso,
gritando a la concurrencia:
“justicia en nombre del rey
y el consejo de regencia.
Por su traición y su infamia
los caballeros perezcan”.
Juan Bravo no se retiene:
“cumplid pronto la sentencia,
pero llamarnos traidores
nadie puede en esta tierra,
mientes tú, vil pregonero,
y aquel a quien obedezcas”.
Cornejo, el alcalde, acude
y a Juan Bravo le amonesta,
mas Bravo no ha de callarse
mientras que la vida sienta:
“Nuestra culpa fue de ocuparnos
de los pueblos de esta tierra,
que solo van al cadalso
los que en la lucha perdieran”.
“la voluntad no me asiste
para daros mi cabeza,
si os la queréis procurar,
la tomareis por la fuerza,
más degolladme primero
porque la muerte no vea
del más noble caballero
que en toda Castilla queda”.
Ya se vienen a Juan Bravo
ya le arrodillan en tierra,
ya el hacha se ha levantado,
ya le corta la cabeza.
Queda un instante Padilla
Mirándole con fijeza,
Mira luego hacia las nubes
y de hinojos cae por tierra,
su cuello tiende hacia el tajo,
el hacha ya le cercena.
En dos picotas agudas
levantan las dos cabezas,
para servir de escarmiento
han de dejarlas expuestas,
al caer del mismo día,
se le añadirá una tercera.
Mil quinientos veintiuno, y en abril para más señas, en Villalar ajustician quienes justicia pidieran.
Malditos sean aquellos que firmaron la sentencia, maldiga el cielo a Cornejo, alcalde de mala ciencia,
y a Salmerón, y a García, y al escribano Madera, y la maldición alcance a toda su descendencia,
que herederos suyos son los que ajusticiar quisieran, al que lucho por el pueblo y perdió tan justa guerra.
Libro "Los Comuneros". Luís López Álvarez
1. Clasifica el texto, explicando: tipo de texto, autor,
circunstancias concretas en las que fue escrito, destino y propósito por el que
se escribió.
2. Indica y explica las ideas que aparecen en el texto.
3. Explica la relación con el contexto histórico y el período que
se trata, desarrollando tal época.
Pedro López Arnedo (Profesor de
Historia de España).
No hay comentarios:
Publicar un comentario