6.1. Unión dinástica: Integración de las
Coronas de Castilla y de Aragón.
6.2. La conquista del Reino Nazarí y la
incorporación del Reino de Navarra.
6.3.
La integración de las Canarias y la aproximación a Portugal.
6.4. La organización del Estado: Instituciones
de gobierno.
6.5.
La proyección exterior. Política italiana y norteafricana.
SITUÉMONOS…
Isabel, hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, y Fernando, hijo
de Juan II de Aragón y de Juana Enriquez, contrajeron matrimonio
en Valladolid el 19 de Octubre de 1469, entre fuertes oposiciones al mismo.
Isabel heredaría el trono de Castilla en 1474 después de la muerte de su
hermano Enrique IV, autoproclamándose reina, ya que había un conflicto
sucesorio entre ella y Juana, hija de Enrique IV, de la que se decía era hija de
D. Beltrán de la Cueva y no del rey, este conflicto prosiguió después de la
coronación, ya que Alfonso V de Portugal, esposo de Juana, lanzó una ofensiva en
apoyo de ésta, ofensiva que se disputó en las batallas de Toro y Albuera tras
las cuales Isabel, que salió vencedora, fue reconocida reina por las Cortes de
Madrigal. Mientras tanto Fernando era nombrado heredero a la muerte de su
hermano Carlos. En 1468 recibió el trono de Sicilia y a la muerte de su padre
en 1479, el de la corona de Aragón. Participó en las luchas a favor de su
esposa Isabel y a partir de esta fecha se produjo la unión dinástica de Aragón y
Castilla y el comienzo del
reinado conjunto, siguiendo los acuerdos que se habían firmado en 1475 en la
concordia de Segovia por los que ambos monarcas mantenían su igualdad en lo
tocante a Justicia, moneda y expedición de privilegios, pero reservaba a Isabel
la fidelidad de los tenedores de Castillos y las cuestiones de Hacienda. Este
matrimonio ha sido considerado como el punto de partida de la unidad y de la
grandeza de España.
6.1. Unión dinástica: Integración de
las Coronas de Castilla y de Aragón.
En 1469 tuvo lugar el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Ambos pertenecían a
las familias reinantes en Castilla y Aragón. donde reinaban diferentes ramas
de la dinastía Trastámara.
Tras morir Enrique IV estalló la guerra civil en Castilla. La hermana, Isabel de Castilla, que contaba
con el apoyo de Aragón, y la presunta hija, Juana "la Beltraneja", apoyada por Portugal,
se enfrentaron en un conflicto que culminó con la batalla de Toro en 1476 y la paz de Alcaçovas con Portugal en 1479. Isabel I era reconocida como reina de
Castilla.
Ese mismo año de 1479,
Fernando I era coronado rey de Aragón. Culminaba la unión dinástica entre
los dos reinos más poderosos de la península. Los nuevos reyes se aprestaron a
conseguir la unión peninsular bajo su corona.
En enero de
1492 culminó la conquista del reino nazarí de Granada. Acababa así la
Reconquista y la presencia musulmana en la península.
Con Portugal, las ya conocidos como Reyes Católicos, intentaron
infructuosamente la unión matrimonial.
Finalmente, tras morir Isabel, Fernando el Católico
conquistó Navarra en
1512. En 1515se
declaró la unidad de Navarra a Castilla.
Anteriormente, con la firma del tratado de Barcelona en 1493, Aragón había recuperado
de Francia los territorios ultrapirenaicos del Rosellón y la Cerdaña,
y, Castilla había concluido en 1496 la conquista de Canarias.
Había concluido el proceso de unificación de España. La
unión era, sin embargo, una unión dinástica. Bajo los mismos
monarcas, los distintos reinos siguieron manteniendo diferentes leyes e
instituciones.
6.2. La conquista del Reino Nazarí y
la incorporación del Reino de Navarra.
Los restos de Isabel y Fernando
que reposan en la capilla real de la catedral de Granada, son símbolo y
testimonio de la capital
importancia que tuvo la guerra
y la conquista de Granada en el reinado de los Reyes Católicos.
Son múltiples los aspectos que nos muestran la importancia de esta guerra para
el reinado de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
En lo que se refiere al reino de Castilla, la
conquista de Granada ratificó
la victoria de Isabel y
Fernando en el conflicto de
sucesión y aseguró su
posición frente a la nobleza, a la que consiguieron hacer participar de forma
masiva en la guerra. La guerra de Granada fue clave para desarrollar el sistema fiscal y la capacidad
militar castellana y significó un momento clave en la forja del estado castellano
moderno.
Por otro lado, la guerra de
Granada fue una contienda en la que participaron, militar y financieramente,
aunque de manera desigual, castellanos
y aragoneses, constituyendo la primera gran empresa común de la nueva
monarquía.
En la política internacional, la
conquista del último reducto político de Al-Andalus significó asegurar el
flanco mediterráneo de la Monarquía ante el empuje turco que en 1480 había atacado Otranto, en
el sur de Italia; asimismo, la toma de Granada dejó a los Reyes Católicos las
manos libres para encarar con fuerza los otros frentes de su política exterior,
especialmente su rivalidad con Francia en el Rosellón, Italia y Navarra.
Finalmente, la guerra y la
conquista de Granada —hábilmente explotada por los propagandistas de la corona—
sirvió para reforzar el
prestigio de los nuevos monarcas. Así, en 1486, en pleno desarrollo de las
operaciones militares, Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz, hacía pública
una profecía anónima que aseveraba que Fernando conquistaría no sólo Granada,
sino también Africa hasta Etiopía, Jerusalén, Roma, las tierras de los
turcos... hasta constituir un imperio universal.
La guerra,
iniciada en 1482, estuvo marcada por el poderío
militar cristiano y por las desavenencias internas en el reino musulmán.
Tuvo sus principales momentos en las conquistas de Ronda (1485) y Málaga
(1486). El sitio final de la ciudad de Granada, de abril de 1491 a enero de
1492, culminó con la rendición final de Boabdil, el último
monarca del último reino musulmán de la Península Ibérica.
El reino de Navarra había
oscilado durante la Baja Edad Media entre la influencia francesa, la más
predominante, y las ambiciones de las coronas aragonesa y castellana. A partir
de 1451, la guerra civil entre dos facciones nobiliarias: los agramonteses y los beaumonteses o beamonteses agravó la debilidad de
un reino que había sido duramente golpeado por la crisis económica y las
epidemias.
Fernando de
Aragón, el Rey
Católico, intensificó sus injerencias en Navarra apoyándose en el bando
beamontés pese a que este bando había sido derrotado en la guerra civil
navarra. Los agramonteses buscaron el apoyo de Francia y esto
fue considerado por Fernando el Católico con un acto hostil.
La invasión tuvo lugar en 1512. Pese a la
resistencia de la facción navarra aliada a Francia, la anexión se consolidó. En
1513, las Cortes de Navarra, convocadas en Pamplona, sólo con la asistencia de
beamonteses, nombraron a Fernando el Católico rey de Navarra. El 7 de julio de
1515 las Cortes de Castilla en Burgos anexionaron el Reino de Navarra al de
Castilla. El nuevo rey se comprometió a respetar los fueros del reino y así fue durante siglos: a
pesar de su anexión a la corona de Castilla, Navarra conservó su propio
ordenamiento jurídico, sus instituciones y su autonomía.
6.3. La integración de las Canarias
y la aproximación a Portugal.
La
Corona de Castilla y Portugal fueron rivales sobre los derechos de conquista de
las islas Canarias. Finalmente, en 1479, Portugal renunció a las islas por el
Tratado de Alcaçovas.
En 1478, los Reyes Católicos ordenaron la conquista de Gran Canaria. En 1493 fue anexionada la isla de La Palma, y la unión a Castilla concluyó en 1496 con la conquista de Tenerife.
El proceso de conquista fue muy similar al que luego se aplicó en América. Fue llevado a cabo por particulares que firmaban contratos, capitulaciones, con la Corona.
La población indígena, los guanches, con un nivel de desarrollo económico y cultural muy bajo, fueron pronto exterminados. El contagio de enfermedades procedentes de Europa fue la clave del desastre demográfico.
Los conquistadores, sobre todo andaluces y extremeños, esclavizaron a la menguante población indígena, pese a las prohibiciones legales de los reyes castellanos y el Papa. Ante su desaparición paulatina, comenzaron a importar esclavos de la costa africana.
El azúcar se convirtió en la principal fuente de riqueza.
En 1478, los Reyes Católicos ordenaron la conquista de Gran Canaria. En 1493 fue anexionada la isla de La Palma, y la unión a Castilla concluyó en 1496 con la conquista de Tenerife.
El proceso de conquista fue muy similar al que luego se aplicó en América. Fue llevado a cabo por particulares que firmaban contratos, capitulaciones, con la Corona.
La población indígena, los guanches, con un nivel de desarrollo económico y cultural muy bajo, fueron pronto exterminados. El contagio de enfermedades procedentes de Europa fue la clave del desastre demográfico.
Los conquistadores, sobre todo andaluces y extremeños, esclavizaron a la menguante población indígena, pese a las prohibiciones legales de los reyes castellanos y el Papa. Ante su desaparición paulatina, comenzaron a importar esclavos de la costa africana.
El azúcar se convirtió en la principal fuente de riqueza.
La
estructura administrativa se copió de la castellana con un Capitán General al
frente del archipiélago y dos Adelantados en Tenerife y Gran Canaria.
Cristóbal Colón hizo escala en Gran Canaria, y luego zarpó de la isla de La Gomera en el viaje de descubrimiento de 1492.
Con respecto a Portugal, los Reyes Católicos utilizaron la política matrimonial de forma sistemática como un instrumento de la política exterior:
Cristóbal Colón hizo escala en Gran Canaria, y luego zarpó de la isla de La Gomera en el viaje de descubrimiento de 1492.
Con respecto a Portugal, los Reyes Católicos utilizaron la política matrimonial de forma sistemática como un instrumento de la política exterior:
·
En
1490, casaron a su hija Isabel con el príncipe Alfonso de Portugal, hijo primogénito del rey Juan II.
·
La
muerte de Alfonso en 1491 y la del rey Juan II en 1495 dejaron como heredero al
hermano del monarca, Manuel el Afortunado. En 1497, Manuel se casó con Isabel, viuda del
anterior rey, Alfonso.
·
Isabel murió en 1498 en el parto de su hijo
Miguel, quien murió dos años más tarde. De nuevo, la diplomacia matrimonial
funcionó y la infanta María,
hija también de los Reyes Católicos, ocupó su lugar como esposa de Manuel.
Pese
a que esta política matrimonial no dio resultado inmediato, posteriormente en
virtud de esta compleja red de relaciones familiares, Felipe II reclamó con éxito en 1580 el trono de Portugal, al morir sin
descendencia el rey Sebastián.
6.4. La organización del Estado: Instituciones de
gobierno.
Con los Reyes Católicos protagonizaron una gran labor de fortalecimiento del poder de
los monarcas. La tarea, iniciada durante los años de la guerra civil en
Castilla, continuó a lo largo de todo su reinado. Isabel y Fernando pusieron
fin al conflicto entre poder nobiliar y poder real que había caracterizado a la
Baja Edad Media. Con los Reyes Católicos la autoridad de los monarcas fue
restaurada y se consolidaron las instituciones de gobierno y la hacienda
pública.
La reorganización
del sistema de Hacienda fue
una primera y necesaria medida de los monarcas. Adoptada en las Cortes de
Toledo de 1480, se revisaron las mercedes
(concesiones a los nobles) efectuadas durante el reinado de Enrique IV.
Esta medida, que perjudicó esencialmente a los nobles que habían apoyado a
Juana "la Beltraneja", permitieron a los monarcas rescatar más de la
mitad de sus rentas
En 1476, en las Cortes reunidas en Madrigal de las Altas Torres,
se aprobó la constitución de la Santa
Hermandad. Organismo policial y judicial, que ejercía también una
importante labor en la recaudación de impuestos. La Santa Hermandad fue clave
en la restauración de la paz y el orden en el reino.
En 1480 se reorganizó el Consejo
Real, dando el papel central a los letrados, salidos de las Universidades con
sólida formación jurídica. Los nobles quedaron relegados a un papel meramente
consultivo.
El poder real también se reforzó en el ámbito local con la
generalización de los corregidores. Delegados del poder de los monarcas
en villas y ciudades, presidían los ayuntamientos y tenían funciones judiciales
y policiales.
Otras medidas importantes fueron el control real de las Órdenes Militares (Santiago, Calatrava, Alcántara) y el
fortalecimiento de la administración de la justicia, con dos Reales
Chancillerías, sitas en Valladolid y Granada.
En la Corona de Aragón, debido a su tradición política "pactista" el
poder monárquico tuvo muchas más dificultades en fortalecerse. No obstante, el
poder de los lugartenientes generales, importantes por la frecuentes ausencias de Fernando I, fueron reforzados.
ALGUNAS COSAS QUE CENTRAN
MÁS ESTOS CONTENIDOS:
La
ampliación de territorios fue acompañada desde el primer momento por una
organización de las instituciones de gobierno que iban afianzando el estado
autoritario y que significaba en buena medida la culminación del proceso de
autoritarismo iniciado por Alfonso XI en la primera mitad del siglo XIV.
Las instituciones de gobierno continuaban, es decir, se mantenían
las instituciones existentes al subir al trono los monarcas, que en algunas
introducían modificaciones. Consejo Real, Audiencia Chancillería eran las tres
más importantes, perdiendo fuerza las Cortes a favor del Consejo Real. Las
modificaciones consistieron en ocasiones en pasar responsabilidades de unas
instituciones a otras. Por ejemplo, la resolución de ciertas disputas legales
se pasó del Consejo a la Chancillería. Se crearon dos chancillerías una en Valladolid
y otra en Ciudad Real (después trasladada a Granada).
Junto a estas instituciones del poder central, los reyes
introdujeron o modificaron otras instituciones que les ayudaran a controlar a
sus súbditos. Entre esas instituciones hay que incluir las relacionadas con el poder
municipal, el poder religioso y el poder de policía.
Poder municipal. En lo referente al poder municipal, los Reyes Católicos
consolidaron un oficial que les representara en los gobiernos locales, el
corregidor. Este oficial existía con anterioridad y se había
instaurado en ciudades o villas en los que había problemas de difícil solución
por los oficiales municipales. Ese funcionario esporádico, enviado por los
reyes con intención de poner paz en tiempo turbulentos, se convirtió en un
oficial regular, que permitía a los reyes entrometerse en la política local.
Poder religioso. En lo referente a la política religiosa, la gran institución
introducida en Castilla por los Reyes Católicos, fue el tribunal de la Santa
Inquisición desde
1478. En Aragón había venido actuando la Inquisición pontificia iniciada en el
siglo XIII, pero los reyes castellanos no la habían aceptado. Los Reyes
Católicos, en su proceso de unificación y purificación del catolicismo,
instauraron la Inquisición con un sentido diferente al que había tenido la
pontificia. Si ésta se dedicaba a castigar herejes, la nueva Inquisición se
ocupaba de los falsos conversos. Los judíos o musulmanes que practicaban
abiertamente su religión no eran perseguidos, lo eran aquellos que habiéndose
hecho cristianos seguían practicando su religión en secreto (criptojudíos).
Poder de la policía. La política encaminada a poner orden en el reino llevó a los reyes
a crear la Santa Hermandad, que nacida para
luchar contra la delincuencia que asolaba Castilla durante la guerra entre
Isabel y Juana, se convirtió en un ejército real privado, pagado por las
ciudades, que en ocasiones protestaban de los altos costos que suponía. La iniciativa
partió de las ciudades que propusieron crear hermandades en cada ciudad o
villa, y su unión en una hermandad general. El objetivo inicial fue perseguir y
acabar con los asaltos de caminos, con los robos y homicidios. Siguió
cumpliendo su misión de pacificación interna, pero los reyes la utilizaron,
como un auténtico ejército, para la persecución de disidentes políticos, en la
conquista de Canarias y en la de Granada.
EJERCICIO: COMENTA EL TEXTO SIGUIENTE:
"Don Fernando y
Doña Isabel, por la gracia de Dios rey e reina de Castilla, de León, de Aragón,
de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Mallorca. . . duques de
Atenas y Neopatria. Al Príncipe don Juan, nuestro hijo, e a los Infantes,
prelados, duques, marqueses, condes. . . a los concejos, corregidores, alcaldes
... de todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos y señoríos, y a
las aljamas de los judíos y a todos los judíos y personas singulares, de
cualquier edad que sean. . .salud y gracia. Sepades e saber debedes que porque
Nos fuimos informados que hay en nuestrosreinos algunos malos cristianos que
judaizaban de nuestra Sancta Fe Católica, de lo cual era mucha culpa la
comunicación de los judíos con los cristianos, en las Cortes de Toledo de 1.480
mandamos apartar los judíos en todas las ciudades, villas y lugares de nuestros
reinos, dándoles juderías y lugares apartados donde vivieran juntos en su
pecado, pensando que se remorderían; e otrossí ovimos procurado que se ficiese
Inquisición . . . por la que se han hallado muchos culpables, según es notorio.
Y consta ser tanto el daño que se sigue a los cristianos de la comunicación con los judíos, los cuales se jactan de subvertir la fe católica, que los llevan a su dañada creencia. . . procurando de circuncidara sus hijos, dándoles libros para escribir y leer las historias de su ley. . . persuadiéndoles de que guarden la ley de Moisés, faciéndoles entender que no hay otra ley nin verdad sino aquella; lo cual todo consta por confesiones de los mismos judíos y de quienes han sido pervertidos. Lo cual ha redundado en oprobio de la Fe Católica. Por ende. Nos, en concejo e parescer de algunos prelados, e grandes e caballeros, e de otras personas de ciencia e de conciencia, aviendo ávido sobrello mucha deliberación, acordamos de mandar salir a todos los judíos de nuestros reinos, que jamás tornen; e sobrel lo mandamos dar esta carta por la cual mandamos. . .que fasta el fin del mes de julio que viene salgan todos con sus fijos, de cualquier edad que sean, e non osen tornar. . . bajo pena de muerte. E mandamos que nadie de nuestros reinos sea osado de recebir, acoger o defender pública o secretamente a judío nin judía pasado el término de julio. . . so pena de confiscación de todos sus bienes. Y porque los judíos puedan actuar como más les convenga en este plazo, les ponemos bajo nuestra protección, para que puedan vender, enagenar o trocar sus bienes. Les autorizamos a sacar sus bienes por tierra y mar en tanto non seya oro nin plata, nin moneda nin las otras cosas vedadas.
Otrossí mandamos a nuestros alcaldes, corregidores. . . que cumplan y hagan cumplir este nuestro mandamiento. Y porque nadie pueda alegar ignorancia mandamos que esta Carta sea pregonada por plazas e mercados.
Dada en Granada, a treinta y uno de marzo de 1.492."
1. Clasificación del texto.
2. Ideas fundamentales y
secundarias.
3. Escribe sobre la integración
religiosa en la época a la que se refiere el texto.
6.5. La proyección exterior.
Política italiana y norteafricana.
Mientras Castilla se lanzaba a la expansión atlántica y
americana, los Reyes
Católicos llevaron a cabo en Italia una política claramente
heredera de la que había aplicado durante siglos la Corona de Aragón: enfrentamiento con Francia por el predominio
en la península italiana.
Italia estaba muy fraccionada. Guerras en dos fases de corta
duración (1495-96 y
1502-03), compleja diplomacia y militar.
Cerdeña y Sicilia estaban integradas en la Corona de Aragón
y en Nápoles reinaba una rama bastarda de Alfonso V el Magnánimo. En un primer
momento, Fernando el
Católico y el monarca francés, Carlos VIII, buscaron una
solución pactada. Fruto de esta actitud fue el Tratado de Barcelona (1493) por
el que Aragón recuperaba el
Rosellón y la Cerdaña. La ruptura, sin embargo, vino cuando
Carlos VIII conquistó
Nápoles en 1495. La reacción española fue inmediata y se
enviaron tropas comandadas por un noble castellano, Gonzalo Fernández de
Córdoba, conocido como el Gran
Capitán. Tras una larga y compleja
campaña militar, las tropas españolas incorporaron a la monarquía el reino de
Nápoles en 1505. España se convertía en una gran potencia europea.
En el norte de África, los castellanos, enardecidos por la
conquista de Granada, practicaron una política expansionista que buscaba
neutralizar a los piratas berberiscos
apoyados por la gran potencia del Mediterráneo oriental, el
Imperio Turco. La conquista de Melilla (1497) y de Orán (1509), junto al
establecimiento de protectorados en Bujía, Trípoli y Argel, parecía adelantar
la conquista española del Magreb. Sin embargo, la derrota en las islas de
Gelves frustró el sueño expansionista. La monarquía hispánica mantuvo algunas
plazas fuertes en el norte de África pero no consiguió acabar con la piratería
berberisca.
EJERCICIO: COMENTA EL MAPA
SIGUIENTE:
PEDRO LOPEZ ARNEDO (PROFESOR DE HISTORIA DE ESPAÑA. IES MARGARITA SALAS)
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